La Tierra Santa se prepara para celebrar la Navidad


Un policí­a palestino realiza labores de patrullaje en el área cercana a la Capilla de la Natividad, lugar donde se considera que Jesús nació. FOTO LA HORA: AFP MARCO LONGARI

La Tierra Santa, cuna del cristianismo, se preparaba hoy para celebrar la Navidad en el corazón de una región en luto por la matanza y el éxodo de cristianos de Irak y supeditada, una vez más, al estancamiento del conflicto israelo-palestino.


Un manifestante palestino participa en las protestas contra fuerzas israelí­es vestido de Santa Claus. FOTO LA HORA: AFP ABBAS MOMANI

En la ciudad palestina de Belén, el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fuad Twal, presidirá a partir de las tres de la tarde (hora de Guatemala) la tradicional misa de medianoche en la iglesia de Santa Catalina, al lado de la basí­lica de la Natividad, en presencia del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas.

El lugar del nacimiento de Cristo recibe multitud de peregrinos y turistas desde hace varias semanas.

Belén habrá recibido cerca de 1,5 millones de visitantes en 2010, y la Tierra Santa, más de 3 millones (una cifra récord), según estadí­sticas palestinas.

Fuad Twal se felicitó esta semana, en su mensaje de Navidad, de este resultado, que «refleja la dimensión universal de Jerusalén, de Belén y de Nazaret».

Pero recordó «los sufrimientos y las inquietudes que permanecen», la primera de ellas el destino de los cristianos en Irak, que huyen de su paí­s desde la última matanza de Bagdad.

El pasado 31 de octubre, un ataque reivindicado por Al Qaida contra una iglesia siriaca católica de Bagdad costó la vida a 44 fieles y a dos sacerdotes, provocando el posterior éxodo de miles de cristianos de Irak, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Actualmente viven en Irak medio millón de cristianos, frente a los entre 800.000 y 1,2 millones que habí­a en 2003.

El Papa Benedicto XVI, que también expresó su temor respecto a la situación de los cristianos en Oriente Medio, presidirá la celebración de medianoche desde el Vaticano.

En un mensaje radial difundido el viernes por la mañana por la BBC británica, Benedicto XVI afirmó que «Dios siempre es fiel a sus promesas y nos sorprende a menudo en la forma en que las cumple».

El Sumo Pontí­fice tomó como ejemplo el hecho de que «los hijos de Israel esperaban (…) al mesí­as que Dios les habí­a prometido y lo imaginaban como un gran dirigente que los liberarí­a de la dominación extranjera», en la época en que la Tierra Santa formaba parte del Imperio Romano.

«Pero Dios les sorprendió porque fue un niño, Jesús, quien vino a salvarlos», agregó.

El Papa, que realizó hace tres meses una histórica visita a Gran Bretaña, concluyó su mensaje radiofónico deseando «una feliz Navidad» a los oyentes.

Respecto a la Tierra Santa, monseñor Fuad Twal manifestó su «sufrimiento» por el bloqueo de las negociaciones de paz israelo-palestinas, insistiendo sin embargo en que «el fracaso no tiene que dejarnos en la desesperanza».

Las negociaciones entre Israel y los palestinos se encuentran paralizadas después del fracaso de Estados Unidos para conseguir un nuevo cese de la colonización judí­a.

«Seguimos creyendo que hay hombres de buena voluntad en las dos partes del conflicto y en la comunidad internacional, que pondrán sus energí­as en común», agregó el prelado católico.

A nivel de seguridad, el ejército israelí­ recibió la orden de facilitar, durante las fiestas de Navidad, el paso de los controles a los peregrinos cristianos, entre ellos los palestinos de los territorios ocupados y los árabes israelí­es.

La ciudad de Belén, donde nació Jesús según la tradición cristiana, se encuentra más allá de la barrera de seguridad construida por Israel en la Cisjordania ocupada.

Las autoridades israelí­es decidieron acordar permisos especiales a los cristianos palestinos de los territorios ocupados (7.000) y de Gaza (500), para permitirles ir a Belén y visitar a sus familias instaladas en zonas normalmente prohibidas.

Por primera vez, Israel autorizó a 200 cristianos procedentes de paí­ses árabes con los que no mantiene relaciones diplomáticas (excepto Egipto y Jordania), a entrar al territorio israelí­ a través de la frontera jordana.