En términos antrópicos y sociales, la tercera edad se refiere a la población de personas mayores o ancianas, cuyo cuerpo, estado de salud, se va deteriorando; por consiguiente, es sinónimo de vejez y ancianidad. Se trata del grupo de seres humanos entre 65 a 70 años de edad o más. Actualmente el término ha ido variando, se ha sustituido por el de personas mayores. Es la última etapa de la vida, siendo las primeras la infancia, niñez, adolescencia, juventud, adultez y vejez o ancianidad.
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Como consecuencia de las mejoras alimenticias y de las ayudas preventivas y curativas de salud, la pirámide de población ha cambiado; es decir, la tasa de mortalidad se ha reducido y la expectativa de vida se ha prolongado. En la tercera edad, las condiciones son más difíciles, se pierden rápidamente las oportunidades de trabajo, las actividades sociales, la capacidad de socialización y en muchos casos las personas se sienten postergadas y excluidas.
En los países desarrollados, comparativamente la mayoría de las personas de la tercera edad gozan de un mejor nivel de vida y son subsidiadas por el Estado, teniendo acceso a pensiones económicas adecuadas, garantías de salud y otros varios beneficios como programas de actividades.
Para la tercera edad, el retiro también conocido como jubilación es el acto administrativo por el que un trabajador activo, ya sea por cuenta propia o estatal, pasa a una situación pasiva de inactividad laboral, después de determinados requisitos y edad, lo que implica dejar de ser parte de la vida laboral y obtener una retribución económica para el resto de su existencia.
En los países en vía de desarrollo, incluida Guatemala, si se hace una evaluación la mayoría de los miembros de la tercera edad, al pasar a retiro, no cuentan con pensiones suficientes que les permitan vivir, tampoco cuentan con programas adecuados de salud que les permitan satisfacer sus necesidades de atención médica y los medicamentos que le son indispensables.
Existen algunas excepciones debido a programas particulares de retiro como los del Banco de Guatemala, la Universidad de San Carlos y los trabajadores del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, quienes con menores años de trabajo pueden retirarse y sus prestaciones económicas son mucho mayores en su cuantía, al punto que quienes han fungido en los más altos puestos de estas tres instituciones se retiran con montos de pensión iguales o similares al 80% de lo que fueron sus salarios y prestaciones cuando fungieron como presidentes, rectores, gerentes y subgerentes.
En los países desarrollados se ha comprendido que para que una persona y/o su esposa vivan adecuadamente con una pensión, es necesario que los ingresos en la tercera edad no dependan exclusivamente de la pensión que puedan obtener como extrabajadores y para ello, legalmente, tienen diferentes alternativas. La primera es contribuir al Sistema de Pensiones, de forma adicional, voluntaria y así, dependiendo de la contribución adicional aumentará su pensión de retiro. La segunda posibilidad es la de recibir anualmente bonificaciones en acciones que la empresa para la que laboran le otorga, acciones que no pueden ser vendidas durante cierto período de años, a efecto que la persona sea propietaria de las mismas al momento que él y/o su esposa se encuentren en la tercera edad. Una tercera forma de proteger a quien se retira es que las pensiones sean obligadamente actualizadas a medida que transcurren los años y se produce la inflación que existe en todo país.
¡Guatemala es primero!
Continuará.