Como fue expuesto en el artículo anterior, la Teoría Gaia es un conjunto de modelos científicos de la biosfera en el cual se postula que la vida fomenta y mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma, afectando al entorno. Según la hipótesis de Gaia la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos.
La afectación natural del entorno o ambiente terrestre ha sido alterada con lo errático del comportamiento humano y, en los últimos ciento cincuenta o doscientos años, el vertiginoso e imparable desarrollo tecnológico desencadenado, desestabilizó trágicamente el entorno biológico que la naturaleza sostuvo durante cientos de miles o millones de años de una manera perseverante.
Dentro de la tecnología actual, los mayores desestabilizadores pueden destacarse como la petroquímica y toda su secuela contaminante en tres elementos vitales: Agua, Tierra y Aire; la deforestación global; la masiva contaminación de la mayoría de los cuerpos de agua del planeta debido a múltiples actividades dañinas, dentro de las cuales puede destacarse la socavación de la tierra en la búsqueda de sus riquezas minerales.
Pero dentro del maremagnum de la contaminación de la Tierra, no podemos ni debemos dejar de meter al saco de las calamidades que tenemos, la espada que ya cayó sobre la cabeza de los humanos: la liberación o decantación de múltiples viruses aun desconocidos para la ciencia actual, que no son más que organismos de estructura muy sencilla, compuestos de proteínas y ácidos nucleicos, y capaces de reproducirse solo en el seno de células vivas específicas, utilizando su metabolismo.
Estos viruses pueden ser derivados de mutaciones «naturales» debido a moléculas contaminantes esparcidas, incluyendo radioactividad o materiales radioactivos liberados, así como podrían también ser viruses primigenios que se mantuvieron congelados durante millones de años y se activaron con el descongelamiento parcial de las masas polares debido a los calentamientos globales o… salidos de laboratorios de investigación.
Lo cierto es que los científicos aún no tienen capacidad, o no quieren decir la verdad sobre las nuevas enfermedades que se ciernen sobre la humanidad y que, al fin y al cabo, resultan ser tan naturales dentro del conglomerado humano como los doscientos viruses del resfriado común. Hay varios viruses nuevos o desconocidos antes de esta generación, que son sumamente dañinos para los humanos, con los cuales el ser humano tendrá que aprender a convivir y a manejar de una manera inteligente y sistemática. Quizás el más contagioso y peligroso es el de la hepatitis «B». ¿Cómo puede contraerse la hepatitis B? La hepatitis B se propaga por medio del contacto con la sangre, el semen, u otro líquido corporal de una persona infectada.
Usted puede contraer hepatitis B por medio de: 1) Tener relaciones sexuales con una persona infectada sin usar condón; 2) Compartir agujas para inyectarse drogas; 3) Hacerse un tatuaje o una perforación en alguna parte del cuerpo con instrumentos sucios que se usaron con otras personas; 3) Pincharse con una aguja contaminada con sangre infectada (el personal sanitario puede contraer la hepatitis B de esta forma); 4) Vivir con alguien que tiene la hepatitis B; 5) Compartir el cepillo de dientes o la máquina de afeitar con una persona infectada; 6) Viajar a países donde la hepatitis B es común; 7) También, una mujer infectada puede transmitirle la hepatitis B a su bebé en el momento en que éste nace.
Usted NO puede contraer hepatitis B por medio de: 1) Darle la mano a una persona infectada; 2) Abrazar a una persona infectada; 3) Sentarse junto a una persona infectada.
El VIH, SIDA es menos contagioso. Lo veremos en el próximo artículo.