La tentación


Los últimos acontecimientos, los cuales han estremecido la sociedad guatemalteca llenándola de un estupor, producto de su desinterés por ver nuestra realidad en todo lo profundo de su corrupción e impunidad, nos demuestra, no solamente esa condición, sino la ya innegable convicción de que no solamente es necesario sino urgente un cambio de rumbo. Creo que hasta los más recalcitrantes personajes, no podrán sino avergonzarse ante los inmensos huevos del Ministro de Gobernación, quien tiene el descaro de sostener que el asesinato de los cuatro agentes en la cárcel de ¿máxima seguridad? de El Boquerón fue resultado de un botí­n dentro de ella.

Carlos E. Wer

Tales declaraciones, que en contra de millones de guatemaltecos y extranjeros que supusimos lo que iba a pasar, demuestran que este señor, es parte de esa silenciosa conspiración con hilos tejidos internacionalmente, ya que, de otra manera, no tendrí­a la desvergí¼enza, o la osadí­a de negar lo que a partir de las aproximadamente cuatro de la tarde empezamos a escuchar en la radio, directamente desde las afueras del presidio, donde los familiares de los detenidos que habiendo estado de visita, fueron sacados de las instalaciones. O el Ministro es idiota o cree que los demás lo somos.

A partir de ese momento una y otra vez, los entrevistados coincidí­an en el relato de los hechos, citando la hora en que llegara un comando cubierto con capuchas. Aún algunos detenidos declaraban que habí­an visto entrar a ese comando, habiendo escuchado posteriormente disparos y que por ello temí­an ser también ví­ctimas de quienes quieren ocultar a toda costa las investigaciones, que trascendiendo las locales corruptas hasta la médula, lograrí­an alguna declaración de quienes fueron ordenados a liquidar a los salvadoreños.

Ello, ligado a la cada vez más cercana visita del carnicero mayor, quien no creo que visitarí­a nuestra tierra, sino es para confirmar sus instrucciones de que no se aceptará el que las inversiones gringas, en la explotación de minerales y especialmente aquellos que representan valor estratégico, puedan correr ningún tipo de peligro. La continuidad de las polí­ticas impuestas y el servilismo del actual gobierno, no deben correr ese riego de contaminación. Guatemala no puede, ni debe desalinearse del grupo de paisitos (en el que se incluye a un México, cuya revolución aparentemente se ha bajado definitivamente del caballo), que aún giran ordenadamente alrededor de la órbita imperial del ALCA.

Y para garantizar el que ello se cumpla, la ya probada experiencia del robo que continuadamente han llevado a cabo en las elecciones (empezando con las de ellos mismos), hasta llegar al México de hoy, en el que «desde el primer momento», se situó a las Fuerzas Armadas como el único sostén de ese gobierno espurio. El impulso que a partir de su caricaturesca «toma de posesión» dio al «combate contra el narcotráfico», (manejado por el clan Bush) demostró con meridiana claridad, que su anunció de que México permitirí­a la inversión extranjera en los campos, hasta hoy exclusivos de PEMEX y en su sector siderúrgico, algo que hasta el dí­a de hoy, los «mexicanos» que aún conservan con orgullo ese apelativo defienden, llevaban como objetivo terminar de vender la poca soberaní­a que ese, otro dí­a ejemplo latinoamericano, paí­s hermano posee.

Guatemala, que se encuentra al borde de la total ingobernabilidad, podrí­a verse también amenazada por la permanente tentación de oprimir cualquier intento de cambio que elimine, de una ves por todas, las enormes diferencias que en todo sentido existen y utilizar a las Fuerzas Armadas, como en México, en el único sostén de un poder podrido que se niega a ser relevado por las fuerzas sociales que piden a gritos el ya imprescindible cambio.