La tecnologí­a electoral



Nadie puede dudar de las facilidades que ofrece la tecnologí­a y cómo puede ayudar en el campo electoral. De aquellas viejas experiencias en las que los datos eran transmitidos ví­a telegráfica y, cuando el sistema fallaba, a lomo de mula, hay una gran distancia con los correos electrónicos que cruzan el ciberespacio para trasladar la información desde los más recónditos centros de votación hasta el centro de cómputo. Por ello ahora es posible saber en cuestión de horas el resultado de elecciones aun en paí­ses más grandes y con cientos de millones de electores.

Guatemala no ha entrado a la era del voto electrónico, pero buena parte del proceso se realiza ya mediante tecnologí­a que puede considerarse de punta, orientada a facilitar la tabulación y cómputo de los resultados. En teorí­a, todo ello es para mejorar y así­ se ha dicho en cualquier lugar del mundo donde se implementan los nuevos modelos computarizados afectando todo o parte del proceso de elección de las autoridades. Sin embargo, la experiencia demuestra que aun en las más sólidas y cimentadas democracias, la tecnologí­a presenta problemas, sea por fallas inherentes o por maliciosas manipulaciones y eso tiene que ser objeto de un serio análisis.

A pocas horas ya de que se concrete la elección, el Tribunal Supremo Electoral apenas ha realizado un simulacro muy parcial del esfuerzo tecnológico que se realizará a partir del cierre de los centros de votación el dí­a 9 de septiembre y expertos independientes expresan temores de que puedan darse situaciones inesperadas. También los observadores internacionales han dicho que quisieran tener pruebas más contundentes y un simulacro de mayor cobertura para ver con números reales cómo se comporta el sistema y si la tabulación de los datos que hará el programa de computadora no presenta «hoyos negros».

Uno de los grandes problemas de la tecnologí­a en materia de fraudes es que no deja huellas y resulta muy difí­cil determinar qué pasó. Y no hablamos de fraudes electorales, sino de engaños cometidos a través de la red cibernética, puesto que hemos visto cómo se roban y suplantan identidades, se cargan tarjetas de crédito de manera fraudulenta, se inflan cuentas y hasta se alteran calificaciones de alumnos universitarios y de escuelas. Un buen «hacker» es capaz de hacer muchas cosas y es muy difí­cil detectar el trinquete, no digamos la responsabilidad de su autor.

Como todo en la vida, la tecnologí­a ofrece ventajas y desventajas. La ventaja indudable es la velocidad en procesar los datos y la seguridad que ofrece un sistema impenetrable. La desventaja es que pueden alterarse los datos más fácilmente que cuando se cambiaban las actas y las papeletas, en medio de una confusión generada por la incapacidad para saber qué está ocurriendo. Florida se ha vuelto el paradigma del manoseo tecnológico de elecciones aun en el paí­s más desarrollado. ¿Tenemos garantí­a en Guatemala de que la tecnologí­a está bien usada y probada para impedir agujeros?