La tarea no era fácil


Quien creyera que en un año la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala iba a lograr su cometido, no tení­a la menor idea de la dimensión del reto encomendado a los responsables de la CICIG. En efecto, las condiciones imperantes en nuestro paí­s son de tal calibre y magnitud que prácticamente todo el sistema de justicia y de investigación se encuentra contaminado y por lo tanto no es fácil iniciar el proceso de depuración.


En realidad hay que entender que dos años, perí­odo que dura el mandato inicial de la Comisión, son insuficientes para el cometido, pero indudablemente que en estos primeros doce meses, tomando en consideración lo difí­cil del arranque en cualquier esfuerzo de esa magnitud, se han dado ya los primeros pasos y sin duda alguna que el más significativo de todos es el que se traduce en la depuración del Ministerio Público.

Y es que indudablemente el talón de Aquiles del sistema está en las labores de la fiscalí­a. La Hora ha explicado abundantemente que el marco actual fue diseñado cuando el paí­s aún estaba viviendo los efectos del conflicto interno y el Ministerio Público y la Fiscalí­a eran parte del aparato contrainsurgente; los fiscales tení­an, entre otras atribuciones, la de proteger a los agentes del Estado que libraban la guerra contra la guerrilla y por lo tanto era su tarea fundamental asegurar el régimen de impunidad para quienes en ese aspecto pudieran cometer crí­menes de todo tipo.

Firmada la paz, el aparato siguió igual y muchos de los que tuvieron el encargo de luchar por el sistema y contra la insurgencia, siguieron utilizando sus conocimientos y experiencia para beneficio personal, dando lugar al surgimiento de importantes grupos de crimen organizado que sabí­an cómo protegerse y con quiénes contar para hacerlo. El aparato de la impunidad en el Ministerio Público no fue desmantelado sino que cambiaron los fines y se puso al servicio de importantes poderes fácticos.

Creemos que CICIG ha logrado algunos avances y que al figurar ya como querellante adhesiva en casos de alto impacto está demostrando el avance de sus propias investigaciones, pero sin duda que la depuración del Ministerio Público es lo más importante, aunque hay que ver si sus alcances llegan a romper con la estructura de impunidad sentada desde que se estructuró la actual Fiscalí­a General de la Nación y que ningún jefe del Ministerio Público quiso o pudo romper.

Era más fácil acomodarse a seguir con la tradición de proteger a los poderes fácticos que correr riesgos atacando a los cómplices de la impunidad y por ello, conociendo cómo funcionaba la «institucionalidad», reiteramos que a nuestro juicio el paso más importante que se ha dado es en ese campo.