La superestrella del tenis de Pekí­n


El español no ha visto la derrota en 28 partidos que ha disputado en la tierra abatida de Parí­s.

El español Rafael Nadal, ganador en el polvo de ladrillo de Roland Garros cuatro veces seguidas y lanzado al Salón de la Fama del tenis tras imponerse por primera vez en el césped de Wimbledon en julio, buscará la gloria olí­mpica en Pekí­n-2008 en sus primeros Juegos Olí­mpicos.


El «rey de la tierra batida» a sus 22 años ya mostró que no hay superficie que le ponga trabas y en la carpeta dura de Pekí­n, misma superficie en que se disputa el US Open, intentará estirar su actual hegemoní­a en el tenis mundial, pese a que es el número dos mundial, detrás del suizo Roger Federer.

Por todos esos argumentos y su actual supremací­a sobre Federer, es el gran favorito en Pekí­n.

Rafa no conoce la derrota en 28 partidos que ha disputado en la tierra batida de Parí­s y con su éxito en Wimbledon se puso a la par del sueco Bjorn Borg, último en obtener Parí­s y Londres en forma seguida, en 1980.

Además, ese triunfo mostró la versatilidad de un Nadal que en cierta forma supera a Federer, pues el suizo sigue sin poder ganar en Roland Garros, y se puso a la altura del máximo hito español del tenis, Manolo Santana, único español en ganar en Londres (1966) hasta la proeza del mallorquí­n.

Entre otras marcas, Rafa, que tuvo una serie de 81 victorias seguidas en arcilla, es el tercer jugador que ganó Roland Garros sin perder ningún set, después de Ilie Nastase en 1973 y Bjorn Borg en 1978 y 1980, cediendo sólo 41 juegos en todo el torneo de la última edición parisina.

Desde su inicio profesional en 2001, Nadal ha sumado en total en Wimbledon su tí­tulo individual número 30.

El único tenista capaz de disputarle la primera plaza a Federer nació en Manacor, en la isla balear de Mallorca, en el seno de una familia futbolera, pues su tí­o, el central Miguel Angel Nadal, militó durante años en el FC Barcelona, antes de acabar su carrera en el Mallorca.

De niño, «Rafa» practicaba varios deportes, incluido el fútbol. Empezó a jugar como delantero centro pero pronto se decidió por la raqueta, con la que daba sus primeros golpes con sólo cuatro años. Bajo la tutela de otro de sus tí­os, Toni Nadal, que sigue siendo su entrenador, comenzó su estelar carrera.

Como juvenil ya coleccionaba los tí­tulos y trofeos. Su primera competición oficial, con ocho años, la ganó en su Mallorca natal, antes de proclamarse campeón de torneos de todas las categorí­as inferiores, como el campeonato mundial junior por excelencia, el Petit Ases francés.

Su buen rendimiento le llevó a ser elegido en 2000, con 14 años, abanderado del equipo de España en Barcelona cuando la «Armada» española conquistó su primera Copa Davis a costa de Australia.

Siempre precoz, Nadal fue en 2001 uno de los nueve jugadores que ganó un partido profesional antes de los 15 años, en Mallorca.

En 2003 fue el tenista más joven, después de Michael Chang, en entrar en el Top 100 del ranking ATP.

El único Grand Slam junior que jugó fue Wimbledon en 2002, donde llegó a semifinales, y podrí­a haber debutado en 2003 en el cuadro principal de Roland Garros, donde nunca jugó como juvenil, pero se lesionó la semana anterior entrenando. También en 2004 una fractura en la pierna le impidió disputarlo.

En diciembre de 2004, en Sevilla, se convirtió en el vencedor más joven de la Copa Davis, con 18 años y 187 dí­as. Contribuyó al triunfo de España ante Estados Unidos con una deslumbrante victoria en tres sets ante Andy Roddick.

Después llegarí­a su primer Roland Garros en 2005, la crónica de una victoria anunciada, que repitió en 2006, 2007 y 2008 ante el todopoderoso Federer.

Hincha del Real Madrid y dueño de una personalidad avasallante dentro de la cancha, con 1,85 m de altura y 85 kilos de peso, Rafa tiene un fí­sico impresionante, un potente saque y una resistencia a prueba de balas.

Aunque escribe con la derecha, jugando al tenis es zurdo desde que su tí­o Toni le hizo cambiar de mano cuando tení­a 12 años. Otra muestra de la versatilidad de un campeón que ahora sueña con entrar en la leyenda olí­mpica en Pekí­n-2008.