La sonrisa del señor Presidente


Es cí­nica, sí­. Porque es inoportuna y porque sólo refleja la inconsciencia que existe en nuestro mandatario en relación al desgobierno que impera. ¿Por qué tiene que reí­r frente a las cámaras cuando, para justificar la incapacidad de su gobierno, se queja y echa la culpa de todo lo negativo que acontece en nuestra patria, a los que estuvieron antes que él, así­ como a la mal llamada oposición?

Milton Alfredo Torres Valenzuela

Es la sonrisa de la inconsistencia, de la demagogia y de la incapacidad. La sonrisa de quien de antemano sabí­a de la imposibilidad de sus pí­rricos proyectos y de la improvisación en los temas y sectores que más urgen soluciones inmediatas e «integrales». ¿O es que, el dolor ajeno y de personas humildes (choferes, obreros, niños de la calle, etc.) puede ser causa de risa, mientras el dolor de gente influyente, o como se acostumbra a decir ahora, de perfil alto o, en otros casos, de alto impacto, puede ser causa de gesto contrario?

Después de las palabras y de los discursos vací­os; después de las actitudes politiqueras y circenses; después de las poses rebuscadas e hipócritas, sólo queda la sonrisa, esa sonrisa que mal simula candidez y falsa seguridad, en momentos en que el paí­s necesita de la más comprometida seriedad para un intento responsable de salvación con dignidad. Pero lo que queda es la sonrisa. La sonrisa de Pilatos. La sonrisa cí­nica que pretende tapar la realidad con papel celofán o con el velo de la ignominia. La sonrisa como último recurso para desviar la atención y para refugiarse ante la opinión pública e internacional.

¿Y qué es la sonrisa sino gesto? Gesto, en este caso, de debilidad, de incapacidad y de indolencia. Guatemala necesita más que gestos; más que sonrisitas aguadas de «aquí­ no pasa nada»; necesita actitudes verdaderamente consecuentes con el momento que vivimos. No podemos pasar nuestro tiempo hablando y homenajeando a lí­deres del pasado; el mejor homenaje es continuar con sus luchas que trascendieron las poses y los gestos politiqueros.

Si bien el hombre es el único animal que rí­e, no puede reí­r de todo y por todo, menos de aquello que por sus implicaciones debe ser objeto de tratamiento serio, como en nuestro caso lo es la inseguridad y la violencia. De por medio está la propia sobrevivencia del Estado y el bienestar de quienes lo conformamos. Los gestos dicen más que las palabras, y en ese sentido, la cí­nica sonrisa del Sr. Presidente deja mucho que desear. Pareciera que su gobierno y él, al frente, serán un simple gesto irónico, una sonrisa cí­nica, en la historia de nuestra querida Patria. O, al caso, y aun menos, un intento de cinismo y mala ironí­a. Aun es tiempo de salvar lo que la historia reclama.