«La solución está en nuestras manos»


Jaime Dí­az, analista del Cien, durante la entrevista en la que consideró que Guatemala sufrirí­a parte de las consecuencias debido, en gran medida, a la dependencia económica que se mantiene con EE.UU.

La crisis del sector financiero, la inflación y el desempleo son indicios de que EE.UU. está sumergido en un proceso de recesión económica que, sin lugar a dudas, tendrá repercusiones en todos los paí­ses que mantienen relaciones comerciales con la potencia norteamericana.

Javier Estrada Tobar
lahora@lahora.com.gt

Jaime Dí­az, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), considera que Guatemala y los demás paí­ses centroamericanos sufrirán parte de las consecuencias debido en gran medida a la dependencia económica que se mantiene con EE.UU.

Sin embargo, estima que Guatemala y el Istmo tienen la capacidad para superar una recesión norteamericana, que posteriormente serán mecanismos para evitar ser ví­ctimas de una futura depresión económica.

– Pregunta: ¿Qué efectos habrá para Guatemala?

– Respuesta: Los efectos de la caí­da en la economí­a estadounidense son globales, por lo tanto, los guatemaltecos no nos vamos a escapar. Se dice que por cada punto que cae la producción norteamericana, Guatemala se ve afectada en 0.20, lo cual da indicios de un efecto menor al del resto de Centroamérica.

– P: ¿Qué sectores económicos serán los más afectados?

– R: Las exportaciones, ya que el 47% está dirigida a EE.UU.; se espera una importante desmotivación en el consumo de nuestros productos en ese paí­s, ya que los norteamericanos están perdiendo su poder adquisitivo.

También se prevé complicaciones en el sistema de divisas por la caí­da del sistema financiero estadounidense -ya reportó la baja de un importante banco-, además, las previsiones del precio del crudo apuntan a incrementos periódicos durante este año, lo que también supone un incremento en la inflación.

– P: ¿Habrá consecuencias en el enví­o de remesas?

– R: Según datos de la OIM, el 28% de guatemaltecos son receptores de remesas, es decir, que estas personas dependen de lo que suceda en el mercado de EE. UU.; si los trabajadores ya no consiguen empleo o perciben menos ingresos, dejarán de enviar dinero hacia Guatemala. Las remesas constituyen cerca del 11% del PIB, lo que representarí­a problemas en la producción, el consumo y la inversión, mientras que en el sector laboral, las condiciones de los emigrantes podrí­an verse afectadas y con ello el retorno hacia sus paí­ses de origen, donde les serí­a difí­cil encontrar un empleo.

– P: ¿Cuándo serán perceptibles los efectos en la economí­a nacional?

– R: No hay una fecha exacta para determinar cuándo serán los impactos, ya que para medir la recesión global se debe considerar el PIB, que se mide anualmente. Sin embargo, el incremento en los precios internacionales del petróleo se está percibiendo con una semana de retraso, pese a que deberí­a ser más tiempo, pero existe un claro indicio de especulación en varios ámbitos.

– P: ¿El resto de efectos tendrá más tiempo para materializarse?

– R: En el caso de las exportaciones, éstas serán disminuidas de forma global y será comprobado con reportes mensuales o trimestrales. La caí­da de remesas y el retorno de indocumentados llevarán más tiempo ya que en ese aspecto la coyuntura polí­tica de las elecciones presidenciales tiene mucha relación.

– P: ?Qué sectores de la poblaci?n ser?n los principales afectados?

– R: Todos seremos impactados en distinta medida, el sector exportador y financiero tienen más oportunidades y herramientas para evitar la desaceleración. Los receptores de remesas, que en su mayorí­a son de escasos recursos y pertenecen a departamentos pobres tienden a ser los principales afectados.

– P: ¿Qué podemos hacer en el paí­s para reducir la dependencia económica de EE.UU. y no ser ví­ctimas directas de la recesión?

– R: En el ámbito macroeconómico tenemos una correcta administración monetaria que ha sabido usar las herramientas para mantener los indicadores en intervalos de estabilidad, sin embargo aún hace falta labor para impulsar la microeconomí­a. Realmente la solución está en nuestras manos, tenemos que hacernos de nuevos socios para exportar y buscar nuevas alternativas de negocios.

– P: ¿Los contratos con nuevos socios son una solución?

– R: Tenemos que buscar nuevos socios. Aprovechar los bloques económicos para negociar al máximo de nuestra capacidad, en ese aspecto la Unión Europea y el resto de Latinoamérica son cada vez más atractivos, pero también necesitamos de un plan de desarrollo económico nacional, cada vez crecemos más en la exportación de servicios, como la oferta de salud, turismo, call centers y otros, sin descuidar el agro, que es el responsable de alimentar al paí­s.

– P: ¿Por qué no se ha impulsado antes un plan de desarrollo económico nacional?

– R: No pudimos desarrollar la microeconomí­a por problemas macro, como el conflicto armado interno en los años 80 y la crisis financiera de 1990. No tuvimos una buena visión, ahora el sueño americano que ofrecí­a oportunidades para todos es un problema que solo podemos resolver buscando nuevas fronteras para comerciar.

– P: ¿Qué visión nos hace falta?

– R: No se ha tenido una visión de acuerdo de las perspectivas globales, tenemos que aprender a reducir la dependencia de EE.UU. ya que todo se basa en su economí­a y la cotización continúa confrontándose frente al dólar, pese a que cada dí­a cae más.

– P: ¿Cómo visualiza al paí­s? ¿Podemos esperar un futuro mejor?

– R: Tenemos recursos envidiables, gente con necesidad e interés por trabajar, hace falta voluntad para hacer las cosas y desarrollar, pero definitivamente el potencial micro es la única forma de reducir la dependencia del vecino del Norte.