Cada quien tiene el gobierno que se merece, dice una antigua frase. Y sí lo creo, porque somos nosotros, los ciudadanos guatemaltecos mayores de 18 años, debidamente empadronado los que elegimos a nuestros gobernantes que nos engañan una y otra y otra y otra vez, lo cual nos hace confirmar en su totalidad el otro dicho que nos indica que quien no aprende de los errores del pasado, está condenado a repetirlos. Nosotros estamos condenados a no aprender y por eso estamos como estamos, aparte, que, como ocurre en todo el mundo, los políticos o politiqueros, como guste llamarlos, tienen la sabiduría prodigiosa del descaro para la mentira y el pico de oro que adormece nuestros ya escasos sentidos, incluyendo el sentido común.
Por nuestra culpa hay funcionarios que se roban todo lo que pueden, empezando desde los más altos, hasta los que, aparentemente, ocupan cargos de ínfima cuantía y pasan casi desapercibidos. Por nuestra culpa en lugar de invertir en seguridad los ministros de Gobernación (al menos uno del FRG, Barrientos y otro de la UNE, Velásquez), fueron sorprendidos después de robar millones de quetzales de los impuestos que la SAT nos exige; también somos responsables de que existan planes «sociales» que están escondidos en la oscuridad de la corrupción e impunidad; es nuestra responsabilidad que los narcotraficantes, sicarios, asesinos de toda especie, ladrones (del gobierno o de la calle), cometan sus fechorías sin que exista un Estado que cumplan con sus deberes constitucionales de proteger la vida y los bienes de los ciudadanos.
Pero nuestra sociedad también genera entes infrahumanos que nos atropellan y se aprovechen de nosotros porque guardamos un silencio que nos hace corresponsables, de tener una sociedad podrida, apabullantemente miedosa y timorata que ve con indiferencia todo lo que ocurre a su alrededor y que, incluso, ha perdido hasta su capacidad de asombro e indignación, como el caso de un «niño» de 13 años que ante los ojos de dos niñas asesina a balazos a la madre de éstas porque le iban a pagar Q100. Y ese asesino tiene el blindaje de la ley que lo protege así que nunca sufrirá por este delito, que, según comentó, era el tercer asesinato que cometía. Pero allí dejémoslo, porque si no, la jauría de los derechos humanos se lanza contra quien ose decir que lo juzguen como adulto (lo cual nacional e internacionalmente según leyes y convenios es inadmisible, así que patojo seguí matando sin pena).
Pero ya de asesinatos a diario por el simple hecho de cometerlos, sea para entrar a una clica o para demostrar hombría o porque se les pagan unos cuantos quetzales, estamos cansados y por eso descansamos como el avestruz, metiendo la cabeza en un hoyo. Mas gastamos en tinta y palabras los que nos atrevemos a señalar estas cosas para esperar que algunos reaccionen, que los guatemaltecos en darnos cuenta que el Estado y la sociedad ya fallecieron.
Sin embargo, necio que es uno, aparte de estos hechos cotidianos y comunes sin importancia alguna, hay otros que siguen destruyendo a Guatemala. Vea usted. Las mineras y petroleras están llenándose de dinero mientras explotan nuestro suelo y los ministros de energía de apellido Meany y el de Ambiente, de apellido Ferraté, se hacen los locos y en el caso del primero se constituye en «defensor», supuestamente «ad honórem» de estas empresas. Pero sigamos. Millonarios tenemos ya suficientes, la mayoría gracias a los negocios que realizaron a la sombra de cargos públicos, pero parece que el pisto no les alcanza, y así, los azucareros le suben el precio al azúcar que consumen los que tienen la dicha de tomarse una taza de mal café con dos tortillas, en tanto el Ministro de Economía creo que de apellido Morales defiende a los pobrecitos, pero repobrecitos azucareros; pero aún hay más, como decía aquel mexicano, el Consejo Nacional de Electricidad fijó nuevas tarifas para los pobres que venden energía eléctrica y este mes, a muchos les llegará un recibo aumentado en cerca del 40% (el mío apenas subió Q400 y ante esto todos callamos y por supuesto como la energía eléctrica y la gasolina, que también subió, tienen efectos multiplicadores todo seguirá subiendo para alegría de los ricachones y desgracia de la clase media y baja en donde NO incluyo al presidente Colom y su primo también de apellido Colom (pobre Meme), quien es el principal responsable de que la energía eléctrica suba, aunque, afortunadamente para él, su sueldo de más de Q130,000 mensuales es suficiente para aguantar estas retopadas. Pero si el gobierno «de los pobres» como dijo el que se dice Presidente, tiene una gran parte de la culpa, aún más la tiene la sociedad por aguantar todo. Por ello ¿No será que aparte del gobierno, también tenemos la sociedad que merecemos?