Como no soy una persona envidiosa me gusta reconocer sin ambages el mérito que puedan tener personas que conozca o tan sólo sepa de ellos por su nombre o referencia. Por ejemplo, creo oportuno felicitar a Edmond Mulet por el merecido homenaje a méritos y buena trayectoria de vida que acaba de recibir del matutino Prensa Libre. A Edmond lo conozco desde cuando de joven acompañaba a su recordado y querido padre don Augusto Mulet Descamps y al doctor Regino Díaz Robainas en sus actividades cotidianas. De igual forma merece mi respeto y felicitación la trayectoria deportiva y el buen ejemplo para las actuales y futuras juventudes de Juan Carlos «el Pin» Plata, sin ser fanático del fútbol, mucho menos frecuentar sus estadios. En mi criterio el mayor mérito que tienen ambos, aparte de su sencillez y humildad, es que nunca sus congéneres han sido objeto de sarcasmos, burlas o displicencias.
Y no otra cosa sino estas características revistieron las palabras dichas por el señor ministro de Gobernación, licenciado Carlos Menocal, al responder que sí se sentía seguro en el país, a la pregunta formulada por un diputado, para luego agregar que tenía asignados cinco agentes por turno para protegerlo, un auto blindado y otros más que le siguen con los guardaespaldas adicionando que, aunque él no usa el transporte público, sí lo hacían sus hermanos. Todo un Ministro con funciones y obligaciones de brindar seguridad a la ciudadanía, conociendo sobradamente las alarmantes estadísticas de criminalidad de nuestro país, tanto que las manipula constantemente, solo demuestran su falta de interés o aprecio por el criterio popular y algo peor todavía, el afán de llevar la contra al criterio generalizado de nuestra población. Sólo se puede calificar de sarcasmo, decir que él anda protegido por los cuatro puntos cardinales aunque al resto de la población sólo con ver venir a la policía le causa temor o desconfianza. También es burlarse de la gente haber dicho lo que dijo, cuando a la hora de subirse a un transporte colectivo le tiemblan canillas, lo use o no toda su parentela. Cuando la mayoría de guatemaltecos supo de la designación presidencial del licenciado Menocal para ocupar el cargo de Ministro de Gobernación, su primera impresión fue que no tenía la experiencia necesaria, tomando en cuenta las delicadas funciones que tendría que desempeñar sin embargo, se guardó la esperanza que por sus conocimientos en las ciencias de comunicación sí tendría la sensibilidad social suficiente para comprender la difícil situación de inseguridad que se mantenía y entender la gran importancia que su buen desempeño representaba para recuperar el deteriorado prestigio que traía el gobierno al cual se incorporaba. Pasado el tiempo, ahora podemos asegurar con las pruebas en la mano que ni una ni otra fueron exitosas, lo que ha permitido llegar al paroxismo y a la desesperación total.