La situación no está para sarcasmos, burlas o displicencias


Como no soy una persona envidiosa me gusta reconocer sin ambages el mérito que puedan tener personas que conozca o tan sólo sepa de ellos por su nombre o referencia. Por ejemplo, creo oportuno felicitar a Edmond Mulet por el merecido homenaje a méritos y buena trayectoria de vida que acaba de recibir del matutino Prensa Libre. A Edmond lo conozco desde cuando de joven acompañaba a su recordado y querido padre don Augusto Mulet Descamps y al doctor Regino Dí­az Robainas en sus actividades cotidianas. De igual forma merece mi respeto y felicitación la trayectoria deportiva y el buen ejemplo para las actuales y futuras juventudes de Juan Carlos «el Pin» Plata, sin ser fanático del fútbol, mucho menos frecuentar sus estadios. En mi criterio el mayor mérito que tienen ambos, aparte de su sencillez y humildad, es que nunca sus congéneres han sido objeto de sarcasmos, burlas o displicencias.

Francisco Cáceres Barrios

Y no otra cosa sino estas caracterí­sticas revistieron las palabras dichas por el señor ministro de Gobernación, licenciado Carlos Menocal, al responder que sí­ se sentí­a seguro en el paí­s, a la pregunta formulada por un diputado, para luego agregar que tení­a asignados cinco agentes por turno para protegerlo, un auto blindado y otros más que le siguen con los guardaespaldas adicionando que, aunque él no usa el transporte público, sí­ lo hací­an sus hermanos. Todo un Ministro con funciones y obligaciones de brindar seguridad a la ciudadaní­a, conociendo sobradamente las alarmantes estadí­sticas de criminalidad de nuestro paí­s, tanto que las manipula constantemente, solo demuestran su falta de interés o aprecio por el criterio popular y algo peor todaví­a, el afán de llevar la contra al criterio generalizado de nuestra población. Sólo se puede calificar de sarcasmo, decir que él anda protegido por los cuatro puntos cardinales aunque al resto de la población sólo con ver venir a la policí­a le causa temor o desconfianza. También es burlarse de la gente haber dicho lo que dijo, cuando a la hora de subirse a un transporte colectivo le tiemblan canillas, lo use o no toda su parentela. Cuando la mayorí­a de guatemaltecos supo de la designación presidencial del licenciado Menocal para ocupar el cargo de Ministro de Gobernación, su primera impresión fue que no tení­a la experiencia necesaria, tomando en cuenta las delicadas funciones que tendrí­a que desempeñar sin embargo, se guardó la esperanza que por sus conocimientos en las ciencias de comunicación sí­ tendrí­a la sensibilidad social suficiente para comprender la difí­cil situación de inseguridad que se mantení­a y entender la gran importancia que su buen desempeño representaba para recuperar el deteriorado prestigio que traí­a el gobierno al cual se incorporaba. Pasado el tiempo, ahora podemos asegurar con las pruebas en la mano que ni una ni otra fueron exitosas, lo que ha permitido llegar al paroxismo y a la desesperación total.