Elisabeth ívalos
Centro de Estudios Estratégicos y de Seguridad para Centroamérica (CEESC)
Durante su discurso de toma de posesión, el 14 de enero, el presidente ílvaro Colom señaló que su gobierno estaría basado en cuatro ejes programáticos, uno de ellos la gobernabilidad, enfocada en dos vertientes, la primera hacia el apoyo al sistema de justicia y la segunda, en un programa de seguridad integral, para lo cual, dijo, se llevaría a cabo un proceso de reordenamiento territorial de las fuerzas de seguridad y de fortalecimiento de estas instituciones y se buscaría el desarrollo integral de los guatemaltecos, pues considera que no puede haber paz social si no hay desarrollo económico.
Destacó en estas palabras una de sus promesas de campaña, la de trabajar para combatir la inseguridad en el país.
Como una primera acción impulsó el Plan de los Cien Días, en los cuales operativos conjuntos entre la PNC y el Ejército han recorrido las denominadas zonas rojas capturando presuntos delincuentes, que debido a falta de pruebas, según argumenta el Ministerio Publico, han sido dejados en libertad mayoritariamente.
Por otra parte, los asesinatos en diferentes zonas de la capital y el país siguen siendo continuos, tal como lo publican los medios de comunicación, quienes han empezado una demanda porque se termine la inseguridad en el país, tal como lo muestran los editoriales de Prensa Libre del lunes 28 y de elPeriódico y Siglo Veintiuno del miércoles 30 de enero.
Los medios de comunicación señalan que las acciones seguidas en estos primeros 14 días de gobierno son operativos publicitarios y que no hay planes claros para combatir la inseguridad. Se argumenta, además, la necesidad de una Inteligencia especializada para que se presenten pruebas suficientes a fin de que, quienes son capturados no sean rápidamente liberados.
Todo parece indicar que los medios de comunicación mantendrán desde ya una crítica permanente al gobierno de ílvaro Colom, especialmente en el tema de seguridad.
Debilidad institucional, el talón de Aquiles
Si bien la situación de inseguridad que actualmente vivimos demanda acciones concretas y a corto plazo para reducirla y es a ello a lo que están apelando los formadores de opinión pública, hay que considerar que Guatemala es un país que tiene en materia de seguridad el talón de Aquiles, particularmente en la debilidad de sus instituciones y es precisamente en este sentido en donde se debe de trabajar para tener una buena seguridad ciudadana a mediano y largo plazo.
Una de las mejores propuestas en este sentido es la creación del Sistema Nacional de Seguridad mediante una ley que lo regule.
Este es un trabajo que avanzó en los dos últimos años; el anteproyecto de ley fue discutido en el Congreso llegando incluso a una tercera lectura.
El Sistema Nacional de Seguridad busca que el Estado tenga el marco institucional, instrumental y funcional para contrarrestar los desafíos que en materia de seguridad se le presenten, llevando a cabo acciones de coordinación interinstitucional al más alto nivel.
Busca además, el fortalecimiento de las instituciones del Estado para la prevención de los riesgos, las amenazas y la reducción de las vulnerabilidades que en materia de seguridad ciudadana el país pueda tener.
Este Sistema Nacional de Seguridad estaría integrado por el Presidente de la República, los ministerios de Relaciones Exteriores, Gobernación, Defensa, Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado, Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad, cuyo objetivo es establecer un sistema capaz de enfrentar en forma coordinada, eficiente y eficaz las amenazas, riesgos y vulnerabilidades que enfrenta la sociedad guatemalteca.
Los operativos no son suficientes
Para garantizar la seguridad ciudadana en forma permanente, no es suficiente implementar el Plan de los Cien Días con operativos y acciones espectaculares pero descoordinados la PNC, el MP y el OJ; es necesario establecer un proyecto estratégico con acciones estructuradas, que generen a largo plazo resultados concretos en materia de seguridad, visualizando un país capaz de reaccionar ante la inseguridad pero además capaz de prevenir las amenazas.
La exigencia ciudadana debería de apuntar hacia este horizonte, más que en al reclamo de acciones de corto plazo, que si bien apagan fuegos, no resuelven el problema. Pensar en la seguridad de la Nación significa pensar en la conversión de nuestras actuales instituciones en pilares fuertes de la seguridad, en la estructuración de instituciones que, respetando la democracia y la legalidad, cumplan con este cometido.