La seguridad de la nación en el contexto regional


La agenda de seguridad con Centroamérica y México están marcadas por las buenas relaciones diplomáticas.

Mario Mérida

Centro de Estudios Estratégicos y de Seguridad para Centroamérica CEESC

La mejor forma de emprender una polí­tica de seguridad guatemalteca, principia por entender el planteamiento de las polí­ticas de los estados vecinos, de la seguridad regional, continental y el alcance de los compromisos adquiridos en esta materia. Nos guste o no, nuestro paí­s es el corredor para el desplazamiento de personas cuyas actividades constituyen riesgos para la seguridad de otros Estados, sujetos que han hecho de Guatemala un Estado hospedaje, convirtiéndose en una amenaza a la seguridad interna.


En la medida que aceptamos la cooperación en materia de seguridad de otros paí­ses y de organismos internacionales, en esa misma dimensión asumimos el compromiso de enfrentar las amenazas que afectan su orden interno o de las que estos organismos regionales, continentales y mundiales identifican como amenazas globales. Esto genera la necesidad de diseñar una polí­tica de seguridad de amplio espectro ante el extenso menú de riesgos y amenazas existentes.

Con los paí­ses vecinos

La agenda de seguridad con los paí­ses vecinos (el Salvador, Honduras, México y Belice), está respaldada por las buenas relaciones diplomáticas, no hay condicionamientos porque no existe ningún tipo de apoyo económico. Se rige parcialmente por el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica. No ocurre lo mismo con los Estados Unidos, cuyas amenazas han evolucionado a la categorí­a de enemigos, los cuales se encuentran en cualquier parte del mundo, como quedó demostrado el 11 de septiembre del 2001. Por eso, es entendible ?aunque no aceptable para algunos? la redefinición de la Estrategia de Seguridad que Estados Unidos ha implementado contra el terrorismo y otras actividades ilí­citas (narcoactividad, migración ilegal, trasiego de armas, corrupción pública) capaces de potenciar a este enemigo, pero que indirectamente colisionan con la soberaní­a de otros Estados : «Mientras el gobierno de Estados Unidos depende de las fuerzas armadas para defender los intereses de Norteamérica, debe depender de la diplomacia para actuar en reciprocidad con otras naciones. Aseguraremos que el Departamento de Estado reciba suficientes fondos para garantizar el éxito de la diplomacia norteamericana. El Departamento de Estado lidera el manejo de nuestras relaciones bilaterales con otros gobiernos. Y, en esta nueva era, su personal e instituciones deben poder actuar en reciprocidad, de modo igualmente diestro, con instituciones no gubernamentales e instituciones internacionales. Los funcionarios adiestrados principalmente en cuestiones de polí­tica internacional deben también extender su alcance a la comprensión de cuestiones complejas de gobierno interno en todo el mundo, entre ellas la salud pública, la educación, la ejecución de la ley, el poder judicial y la diplomacia pública» Más adelante expresa que algunos paí­ses de América Latina se enfrentan a conflictos derivados de la violencia de los cárteles de drogas y sus cómplices. «Este conflicto y el tráfico de narcóticos sin restricciones pueden poner en peligro la salud y la seguridad de Estados Unidos» (Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. USINFO.STATE.10/06/2006)

La estrategia anterior descansa en una premisa muy poco demandada por los gobernantes latinoamericanos: «Estados Unidos ejecutará sus estrategias mediante la organización de coaliciones de estados ?tan amplias como sea práctico? capaces de promover un equilibrio de poder que favorezca la libertad, y dispuestos a hacerlo. El liderazgo de coalición eficaz requiere prioridades claras, el aprecio de los intereses de los otros, y consultas constantes entre los socios con un espí­ritu de humildad».

Sin someterse a agendas externas

El reto de las nuevas autoridades guatemaltecas, es encontrar la manera de hacer realidad los deberes del Estado, sin someter su soberaní­a a agendas externas, sin por ello desestimar los instrumentos internacionales existentes principalmente los regionales. La única manera de diseñar una polí­tica institucional, es la aprobación de las leyes relacionadas con la seguridad, principalmente la Ley Marco del Sistema Nacional de Seguridad, a fin de edificar una polí­tica que responda al presente, con una visión de largo plazo, para evitar la puesta en práctica de respuestas circunstanciales con criterios personales a problemas añejos, consolidados por la reacción improvisada de los gobiernos de turno.

Dentro del contexto regional se hace necesario tomar en cuenta el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica, como el mecanismo idóneo para lograr el apoyo regional, sin comprometer la soberaní­a de los estados firmantes. El asesinato de los diputados salvadoreños y su conductor en Guatemala ?caso sin resolverse plenamente? demuestran los vasos comunicantes existentes, capaces de operar a pesar de la existencia de fronteras formales.

«No es posible soñar con una Guatemala segura, si no se tiene la base legal para actuar y un sistema de justicia capacitado y decidido a condenar a los transgresores de la Ley».

«No es posible soñar con una Guatemala segura, si no se tiene la base legal para actuar y un sistema de justicia capacitado y decidido a condenar a los transgresores de la Ley».

Mario Mérida

Ex viceministro de Gobernación.