La santa de los pobres


Una mujer ofrece una veladora a la imagen de la Madre Teresa de Calcula, con motivo de los diez años de su muerte.

Justo diez años después de la muerte de la Madre Teresa, cientos de personas rezaron este miércoles ante su tumba en Calcuta (este de India), con la esperanza de ver a la «Santa de los pobres» efectivamente canonizada dentro de poco por el Vaticano.


«Para nosotros ya es una santa. Sólo es cuestión de tiempo que el Vaticano la reconozca como tal», declaró Sunita Ekka, llegada a la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad, fundada por Teresa.

La religiosa, cuyo nombre auténtico era Agní¨s Gonxha Bojaxhiu, nació en Skopje (actual capital de Macedonia) el 26 de agosto de 1910. Se instaló como novicia en India en 1929 y, tras una vida dedicada a los pobres y enfermos de Calcuta, recibió el premio Nobel de la paz en 1979.

Murió el 5 de septiembre de 1997 en esa gran ciudad india y el papa Juan Pablo II la beatificó en octubre del 2003, en el proceso más rápido de este tipo en la historia del catolicismo, sólo seis años después de su deceso.

Entonces se tuvo en cuenta el testimonio de una india que dijo haberse curado de un cáncer gracias a la Madre Teresa.

Ahora esa mujer acusa hoy a la congregación de las Misioneras de la Caridad de haberla abandonado en la miseria. «No iré a ninguna iglesia. Me acordaré de Teresa en mi casa», declaró en señal de protesta Manica Besra, desde su pueblo a 500 kilómetros de Calcuta.

Diez años después de su muerte, Teresa «está más viva que antes», afirma la madre superiora Sor Nirmala, vestida como ilustre predecesora con el sari (vestido indio) de algodón blanco con ribetes azules. Y confí­a en que Teresa sea canonizada (declarada santa), para lo que hay que reconocerle otro milagro.

«Esperamos un segundo milagro para la canonización de la Madre. Estoy muy feliz y me siento muy agradecida al recordarla en el décimo aniversario de su muerte», declaró Sor Nirmala.

Pero aquella que puede convertirse en Santa Teresa dudaba de la existencia de Dios y sufrí­a en su fe, como lo revelan sus cartas recientemente publicadas.

El recuerdo es sin embargo más intenso que nunca en Calcuta.

Al amanecer este miércoles, los habitantes de la gran ciudad participaron en una procesión por la Madre Teresa y cientos de monjas rezaron en una misa ecuménica organizada por una asociación caritativa.

Dignatarios católicos, musulmanes e hindúes leyeron sus propios textos y rezaron por la armoní­a religiosa.

«Madre Teresa predicó la tolerancia y nos mostró el camino hacia la armoní­a entre comunidades», dijeron al tiempo el representante musulmán Abdul Rahim y el católico Orson Well.

La tumba de Teresa fue cubierta con flores y se colocó una figura de la virgen Marí­a. Le sede de la congregación quedó abierta todo el dí­a.

Y en los hogares de la congregación –con sucursales en 145 paí­ses–, los sentimientos siguen siendo los mismos: «Â¡Amo a vuestra Madre! Necesito atención y paz antes de morir», clamaba Sibani Kar, una vieja ciega y esquelética hallada errante en las calles de Calcuta.

Cientos de fieles

Cientos de personas se reunieron el miércoles en Calcuta (este de India) ante la tumba de la Madre Teresa, en el décimo aniversario de su muerte, para rezar por su canonización.

«Para nosotros ya es una santa. Sólo es cuestión de tiempo que el Vaticano la reconozca como tal», declaró Sunita Ekka, llegada a la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad, fundada por Teresa.

La religiosa, cuyo nombre auténtico era Agní¨s Gonxha Bojaxhiu, nació en Skopje (actual capital de Macedonia) el 26 de agosto de 1910. Se instaló como novicia en India en 1929 y, tras una vida dedicada a los pobres y enfermos de Calcuta, recibió el premio Nobel de la paz en 1979.

Murió el 5 de septiembre de 1997 en esa gran ciudad india y el papa Juan Pablo II la beatificó en octubre del 2003, en el proceso más rápido de este tipo en la historia del catolicismo, sólo seis años después de su deceso.

Entonces se tuvo en cuenta el testimonio de una india que dijo haberse curado de un cáncer gracias a la Madre Teresa.

Para ser canonizada (declarada santa), es necesario que se considere otro milagro.

«Esperamos un segundo milagro para la canonización de la Madre. Estoy muy feliz y me siento muy agradecida al recordarla en el décimo aniversario de su muerte», declaró su sucesora al frente de la congregación, Sor Nirmala.

Al amanecer este miércoles, los habitantes de Calcuta participaron en una procesión por la Madre Teresa y cientos de monjas rezaron en una misa.

Diez años después de su muerte, Teresa «está más viva que antes», afirmó a la AFP este fin de semana Sor Nirmala, vestida como ilustre predecesora con el sari (vestido indio) de algodón blanco con ribetes azules.

Pero aquella que puede convertirse en Santa Teresa dudaba de la existencia de Dios y sufrí­a en su fe, como lo revelan sus cartas recientemente publicadas.