La revolución guatemalteca de 1944 (Final)


En el contexto de una nueva moral de la polí­tica exterior guatemalteca, fue relevante la participación de Guatemala durante la Conferencia de las Naciones Unidas en San Francisco (junio de 1945) donde se constituyó la ONU. Guatemala compartió, en especial, los planteamientos concernientes a la paz, relaciones de amistad, cooperación internacional, respeto a los derechos humanos, libertades fundamentales, e igualdad soberana. La delegación guatemalteca dejó constancia de su desacuerdo por el derecho de veto concedido a las naciones ubicadas como potencias.

Carlos Cáceres
ccaceresr@prodigy.net.mx

Los estados americanos -planteó Guatemala- deben abstenerse de otorgar reconocimiento o cultivar relaciones con gobiernos dictatoriales «que puedan surgir en el continente y signifiquen el sacrificio de la libertad de sus pueblos». Esta polí­tica la expuso el canciller Enrique Muñoz Meany, en la Conferencia Internacional sobre Problemas de la Guerra y la Paz (conocida como Conferencia de Chapultepec, México, febrero de 1945), en el documento Defensa y preservación de la democracia en América, frente a la eventual instalación de regí­menes antidemocráticos en el continente. Congruente con esta postura, el gobierno del Dr. Juan José Arévalo rompió relaciones con la República Dominicana, donde Rafael Leonidas Trujillo, elevado a la categorí­a militar de generalí­simo, se proponí­a gobernar un sexenio más. Tení­a 17 años como presidente. De igual manera, el gobierno guatemalteco no reconoció a Anastasio Somoza, pues llegó al poder en Nicaragua después de un golpe de Estado. La intervención de Muñoz Meany -posteriormente condecorado por el gobierno mexicano con la Orden del íguila Azteca- era enfrentar la presencia de dictaduras y sus implicaciones negativas para los pueblos latinoamericanos.

La actitud anticolonialista de Guatemala se expresó en el interior del paí­s y foros internacionales. Durante la IX Conferencia Interamericana, en Bogotá, el canciller Muñoz Meany expuso (8 de abril, 1948), que el colonialismo quebrantaba la unidad del continente. Era el lugar y momento para plantearlo, pues Inglaterra habí­a enviado fuerzas navales de combate a las costas de Belice: una acción intimidatoria contra Guatemala, por su posición de reclamar Belice como parte del territorio nacional guatemalteco. Este hecho explica la importancia de la resolución planteada por Guatemala (Comité de Iniciativas, Conferencia de Bogotá, 21 de abril de 1948) al exponer: «(…) es justa la aspiración de las repúblicas de América de poner término al coloniaje y a la ocupación de territorios americanos por paí­ses extracontinentales».

En 1948 el gobierno de Juan José Arévalo apoyó en el seno de la ONU la creación del Estado de Israel y fue el segundo paí­s en otorgar su reconocimiento. Guatemala señaló la justeza de esta causa subrayando:

«Aún si no existiera sino un motivo: el de ser perseguido y ví­ctima del fascismo -expresó el canciller Muñoz Meany- ello bastarí­a para colocarnos a su lado».

También pueden señalarse como elementos importantes en la polí­tica exterior de Guatemala, la negativa del presidente Arbenz en 1951 para enviar fuerzas militares -aunque tuvieran el carácter de simbólico- a la República Popular de Corea; asimismo, durante el desarrollo de la VII Asamblea General de la ONU, Guatemala se pronunció por reconocer la independencia de Guyana Británica. Según Huberto Alvarado (escritor y destacado polí­tico) Guatemala sostuvo el criterio de «(…) aplicar a la realidad de Puerto Rico el correspondiente tratamiento de colonia (tal posición hubo de ser reconocida oficialmente por la ONU en 1954)».

El gobierno de Jacobo Arbenz fue acusado de «comunista». En los medios internacionales de comunicación se afirmó que Arbenz era manipulado por los regí­menes de Europa Oriental. Hasta la fecha, nadie ha presentado pruebas de esa situación. En 1954 la ciudad de Guatemala y poblados del interior del paí­s fueron bombardeados. Un amplio sector del Ejército guatemalteco se negó a combatir. Fue la parte final de una intensa campaña contra Guatemala de sabotajes, propaganda y presión polí­tica, de diversas naciones y organismos internacionales. El gobierno de Estados Unidos, dirigido por el general Dwight D. Eisenhower, reconoció su participación polí­tica, militar y económica, para apoyar a un pequeño grupo de mercenarios para invadir el territorio nacional guatemalteco con el apoyo de El Salvador, Honduras y Nicaragua. Confirma este hecho la extensa información documental que se encuentra en Estados Unidos a disposición del público, según el Decreto de Libertad e Información.

Colofón. El conocimiento histórico de la realidad guatemalteca de 1944 a 1954 y sus implicaciones económicas, polí­ticas y sociales, se trata de esconder por parte de quienes representan intereses alejados del sentimiento popular. Esta situación explica que no son pocos quienes ignoran o conocen mí­nimamente algunos factores polí­ticos, sociales y económicos que se presentaron en 10 años de existencia democrática. Son importantes los aportes históricos (sin esperar inspiraciones metodológicas) de periodistas, investigadores y otros (incluyendo a quienes vivieron ese periodo). Aún falta un análisis más profundo de esa etapa en la vida de Guatemala, que logró cambios en la estructura sociopolí­tica del paí­s (aunque algunos con í­ndice de polarización lo nieguen). A las posteriores generaciones de guatemaltecas y guatemaltecos se les afirma hoy que la actuación de los dirigentes, funcionarios y cuadros polí­ticos de la Revolución de Octubre (gente joven que rápidamente comprendió la responsabilidad asumida), siempre estuvo presente el anhelo de la ciudadaní­a por respirar con libertad y vivir en democracia, respetando la dignidad humana (Final).