La renuncia de Arbenz: causas y efectos


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“…Mi país es alérgico a todo servilismo y repudia el internacional como el interno. La política internacional de Guatemala, al igual que su política interna, no está supeditada a la de ningún poder extranjero; Guatemala ha cobrado una voz propia…”
Guillermo Toriello Garrido
Canciller del Gobierno de Arbenz

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LIC. AMÉRICO CIFUENTES RIVAS.

El 27 de Junio de 1954 renuncia Arbenz. En la lluviosa noche del 27 de junio de 1954, nos encontrábamos en el parque Colón escuchando las novedades de las radios y noticieros, tratando de localizar la radio clandestina de Castillo Armas, “La voz de liberación nacional” que dirigían Leonel Sisniega Otero, Mario López Villatoro y otros, para mantener información. Aproximadamente a las nueve de la noche, se interrumpen los programas regulares para dar ingreso a la famosa cadena nacional de radio encabezada por TGW, radio nacional, con el fondo de la marimba y la sonora voz del locutor oficial (probablemente Otto René Mancilla o Pepe Flamenco y Cotero) alertando sobre una información de importancia histórica. Este es uno de los instantes más tristes que sentimos los guatemaltecos, al escuchar la voz suave del Presidente Coronel Jacobo Arbenz Guzmán para notificar su renuncia de la presidencia de la república, con fundamento en que no deseaba que se derramara una sola gota de sangre de ningún guatemalteco.

Al final de 1953 e inicios de 1954, se montó una profunda campaña de desprestigio contra el gobierno revolucionario del coronel Arbenz Guzmán; dirigido y financiado por la CIA de Estados Unidos de América con el contubernio de la oligarquía terrateniente de Guatemala y la participación traidora de altos jefes militares que habían sido beneficiados por la misma revolución; en la época más cruenta de la Guerra Fría. La propaganda de desprestigio y de debilitamiento de la revolución se centraba entonces en que Arbenz y su gobierno eran “comunistas”, que la reforma agraria y muchas instituciones (aún vigentes y operando en la actualidad) eran socialistas y respondían al avance del comunismo internacional dirigido por el imperio DE LA UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS SOVIÉTICAS. El gobierno se defendió heroicamente en los terrenos del derecho nacional e internacional, acudió a la OEA, específicamente a la X CONFERENCIA INTERAMERICANA DE OEA celebrada en Caracas Venezuela en marzo de 1954, evento en el que el canciller guatemalteco Guillermo Toriello dejó el nombre de Guatemala y el de él mismo inscrito en la historia del continente por la heroica defensa que hizo de los logros alcanzados por los gobiernos de la revolución de octubre y frente a la amenaza que se cernía de una intervención militar de los Estados Unidos de América en nuestro país; en uno de los párrafos de aquel documento histórico, dijo:… “el pueblo de Guatemala trae la preocupación enorme de ver que, cuando un pueblo digno, liberado de brutales tiranías, ansioso de superarse y de poner en práctica los postulados más nobles de la democracia; cuando el anhelo y la decisión firme de poner fin a los procedimientos coloniales y la explotación inicua de sus nacionales más humildes, se encuentra con la desalentadora realidad que, quienes se jactan de estimular a otros pueblos en el camino de la liberación política y económica, pretenden marcarle un alto, tan solo porque el interés máximo de sus pueblos es incompatible con la subsistencia de privilegios otorgados en mala hora por los tiranos, como medio de alcanzar impunidad y garantía para mantenerse inamovibles en el trono de su despotismo”.

Los argumentos de la liberación, especialmente difundidos por la radio liberación, señalaban que la reforma agraria iba a llevar también a la reforma urbana y que en las casas de las familias de la capital también iban a ser objeto de leyes específicas: “Si había uno o varios cuartos o ambientes en una casa familiar el gobierno comunista les quitaría esos cuartos para dárselos a que vivieran familias de indígenas traídos del interior del país. Que los bebés de pocos meses le serían quitados a las familias para enviarlos a Rusia y hacerlos comunistas o desaparecerlos de sus familias por los comunistas de Rusia; que en el lago de Atitlán y de Izabal habían varios submarinos atómicos para bombardear a Estados Unidos”… y otras barbaridades de lo que estaban haciendo los comunistas de Rusia con los comunistas de Guatemala: LO PEOR DE ESTA HISTORIA ES QUE NUESTRA GENTE HUMILDE, SENCILLA Y DE BUENA FE CREYÓ EN LA VERDAD DE ESTAS FANTASÍAS. (Similar estrategia de comunicación y propaganda se usó recientemente para justificar el derrocamiento del presidente legítimo Manuel Zelaya en la República de Honduras y que mucha gente de Tegucigalpa lo creyó).

¿Por qué diablos un patojo pueblerino recién llegado a la capital es afectado tan profundamente por la renuncia del Presidente Arbenz? Mis estudios de primaria los llevé a cabo en la lejana ciudad de Huehuetenango al occidente del País. Mi familia no tenía la posibilidad de costearme los gastos de estudios de secundaria fuera de aquella ciudad; los establecimientos de Huehuetenango solo tenían estudios hasta sexto grado de primaria. Las gestiones de mi señora madre ante las autoridades de educación de aquella época (1945-1946) dieron resultado positivo y fui beneficiado con una beca de estudios de Magisterio “al internado del Instituto Nacional para Varones de Occidente –INVO- en la ciudad de Quetzaltenango”, lo cual me abría puertas para continuar con mis estudios y poder realizar mis sueños de ser abogado en la Universidad de San Carlos, en la capital. En la ciudad de Quetzaltenango tuvimos extraordinarias experiencias, entre ellas las orientaciones de unas conferencias que nos llegó a dar una profesora de nombre Virginia Letelier (de origen chileno) sobre autogobierno escolar. También participamos en las primeras acciones de protesta juvenil como una huelga que generamos los internos demandando que se mejorara nuestra alimentación. Estos y otros hechos hicieron que tomáramos conciencia de lo que significaba un estilo de gobierno y un estilo de educación que permitía el desarrollo de la personalidad de las juventudes de aquellas generaciones.

El sentimiento de tristeza en la caída de este gobierno fue porque estaba consciente de que había llegado a la universidad debido a la beca otorgada por el mismo y por los avances que se estaban dando en el país en esa época.

En defensa de la revolución: Al día siguiente de la renuncia, en la Dirección General de Caminos, habían reuniones de trabajadores de campo y de oficina, miembros del sindicato de trabajadores de caminos, al cual yo pertenecía, y se tomó la decisión el día 28 por la tarde de salir en los propios vehículos de caminos hacia el oriente, Zacapa, Chiquimula, etc. para luchar contra la intervención extranjera. Yo me apunté en los contingentes para irme en uno de los camiones; cuando íbamos cruzando lo que se llamaba El Puente de las Vacas (hoy puente Belice), los camiones se detuvieron para revisar el número de defensores que íbamos, pero los compañeros dirigentes, me bajaron del camión porque dijeron que yo era muy joven para acompañarlos en esa aventura guerrera. El resultado final de esta “odisea” fue que los mandos del ejército decidieron no entregar armas a los trabajadores y campesinos que queríamos defender la revolución.

Un día después llegó a la Dirección General de Caminos con su atuendo lleno de lodo y mojado, el coronel e ingeniero Oliverio Casasola, en ese momento jefe de la Unidad que construía la carretera al Atlántico que era promesa en el programa de Arbenz. El ingeniero Casasola relató que había sido detenido por “el ejército de liberación” en un municipio de Izabal, que se había escapado y que había llegado a la capital prácticamente a pie. Señaló que el contingente del llamado ejército de liberación no era más que un puñado de campesinos y trabajadores, la mayoría hondureños y salvadoreños, mercenarios de pobres condiciones físicas y preparación, pero apoyados por fondos de la CIA y por la aviación.

El ambiente social después de la renuncia de Arbenz: En esta época posterior a la renuncia del Presidente Arbenz, el ambiente nacional era de angustia y expectativa. Las informaciones de prensa por un lado y de los sectores civiles señalaban el abarrotamiento de algunas embajadas por ex funcionarios del gobierno de la revolución y de dirigentes políticos de todos los niveles que solicitaron protección. La embajada de México fue la más buscada por las personas que temían por su vida y consideraron que era conveniente ponerse a salvo, por eso algunos hemos considerado que la sociedad mexicana y sus gobiernos han sido el alero que ha cobijado a los perseguidos de Guatemala, Latinoamérica y países del resto del mundo que han sufrido represión y persecución. Se especulaba que podría haber un contragolpe que permitiera la reinstalación de Arbenz.

La oposición y resistencia popular por esos años: La oposición popular sorda que se daba en los sectores estudiantiles, intelectuales, campesinos y obreros era evidente, y era sorda por la represión de los grupos de liberación armados y por lo tanto se realizaban clandestinas sus reuniones y otras actividades. Sin embargo en varios colectivos sociales, específicamente de la facultad de derecho y de medicina de la Universidad de San Carlos, se mantenía una acción pública latente. Las asambleas generales de la asociación de estudiantes de la asociación “El Derecho”, que se celebraban con frecuencia, causaban un ambiente de expectativa. Por aquel tiempo el gobierno de Castillo Armas convocó a un Plebiscito para legalizar o legitimar su gobierno cuyo origen oprobioso tenía el germen del apoyo de un gobierno extranjero. Grupos de estudiantes universitarios debidamente organizados votaron negativamente: “NO” a legitimar el estado de cosas. Por mi parte sin tener ningún contacto orgánico con mis compañeros de derecho, me presenté a la mesa de votación ubicada en el parque Colon y con hidalguía, después que fueron tomados mis datos, voté NO de viva voz y públicamente. Debemos señalar que la convocatoria al plebiscito lo hizo el gobierno de Castillo Armas por medio de la prensa escrita y radio; tómese nota que el voto era público, de voz en cuello, frente a los miembros de una mesa electoral compuesto aproximadamente por seis personas, consecuentemente esta consulta no tenía nada de legítima y democrática, de voto secreto y libre, dadas las condiciones de represión impuestas por un gobierno y un ejército de ocupación en nuestro país. La actividad ciudadana especialmente en los ámbitos estudiantiles era agitada, con temor pero con hidalguía y valentía para mantenernos firmes sin claudicar frente a la intervención extranjera. El PGT, partido comunista, una de las organizaciones ideológicas más activas en aquel momento, trabajaba en la clandestinidad por razones lógicas. Otros compañeros, no miembros del PGT, realizaban sus tareas de resistencia abiertamente en las asambleas de las asociaciones de estudiantes; a raíz de estos hechos nos encontramos con compañeros como Alfredo Balsells Tojo, Manuel Colom Argueta y otros más, de donde nace un compañerismo de lucha y una hermandad que nos conduce hasta el final.

Los sucesos del 1 y 2 de Agosto de 1954: El 1 de agosto de aquel año (1954) se realizó un desfile alegórico al “glorioso ejército de liberación”, con suficiente propaganda previa y movilización de la sociedad capitalina, siempre con el argumento del “triunfo contra el comunismo internacional”. Observamos el paso del desfile en la 14 calle y sexta avenida, en la esquina del parque “Gómez Carrillo” frente al palacio de la policía nacional, a media mañana. Efectivamente, un sentimiento de repulsa sentíamos en lo más profundo de nuestro ser al observar a un aparente grupo de hombres de campo, mal vestidos con caites y sombrero de paja y unas armas muy sencillas casi en desuso, con las que habrían derrotado a un heroico Ejército Nacional de Guatemala, al cual, la revolución de octubre lo había modernizado y lo había dignificado. Mas indignación nos causó a muchos ver desfilar a un pequeño pelotón de soldados de la República Dominicana enviados por el dictador Trujillo, quien jugó un papel importante en la confabulación contra el gobierno legítimo del coronel Arbenz. Al concluir el desfile que terminó en el Campo de Marte, ese contingente de hombres de liberación fue acantonado en los sótanos del edificio del Hospital Roosevelt, que aún no estaba en servicio hospitalario pues estaba siendo finalizada su construcción. Había expectativa en la conciencia de muchos guatemaltecos por la afrenta de aparecer un ejército extranjero en el país siendo enaltecido por militares traidores del ejército nacional. Aquella noche era pues de emociones encontradas entre tristeza, indignación y amargura, pero con la esperanza de alguna reivindicación. Efectivamente, en las primeras horas del 2 de agosto de 1954, los patojos cadetes de la Escuela Politécnica, sigilosamente iniciaron un movimiento tendiente a recuperar el honor de su institución armada que fue humillada, deshonrada y ofendida por un puñado de hombres descalificados que se autodenominaron el “glorioso ejército de liberación”, acuartelados en el Hospital Roosevelt. El alzamiento no prosperó a pesar de contar con el apoyo de algunas bases militares, por diversas causas que históricamente han sido tratadas por autores calificados. Cuando el triunfo parecía coronar su alzamiento, aceptaron firmar un “pacto” entre el alto mando del Ejército encabezado por Castillo Armas, Presidente de la Junta de Gobierno de Liberación y los representantes de los cadetes, con la mediación de la jerarquía de la Iglesia Católica de Guatemala, encabezada por el Arzobispo Mariano Rosell y Arellano; se acordó –entre otros aspectos- la disolución del ejército de liberación y que no se tomarían represalias contra los cadetes, tropas, clases y oficiales que participaron en esta expresión de descontento y resistencia. Se supo que este documento fue “extraviado” por uno de los árbitros, que sirvieron de intermediarios y/o mediadores: el Arzobispo Mariano Rossell y Arellano. La Escuela Politécnica fue cerrada. Apresaron a muchos cadetes, un grupo fue enviado a la cárcel de Chimaltenango y el otro a la Antigua Guatemala; un tercer contingente salió para sus casas; los más afortunados obtuvieron becas para terminar sus estudios militares en el exterior. Fue hasta la década del Ochenta cuando se comenzaron a reunir públicamente los ex cadetes, quienes rindieron homenaje a su abanderado el honorable cadete Jorge Luis Araneda.

Estos hechos históricos han sido expuestos públicamente por otro honorable ex cadete: Carlos Enrique Wer.

A partir de entonces se iniciaron las manifestaciones de resistencia a la nueva situación que ha imperado en Guatemala hasta el día de hoy. En la costa sur del país: Escuintla, Retalhuleu, Mazatenango, Santa Rosa, Etc., se realizaron movilizaciones de campesinos de resistencia y soberanía de honor de la patria, pero fueron combatidos, sofocados y aniquilados como aparece en todos los anales de la historia de Guatemala.

En la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos, surgió un medio publicitario “de crítica severa y expresión de una juventud en resistencia” era el semanario “EL ESTUDIANTE” que recordamos con nostalgia y, a quien creo no se le ha rendido como se merece el reconocimiento histórico que se ganó junto con sus jóvenes editores de aquel tiempo, y que es válido honrarlos como es debido.

Al recordar la gesta de los jóvenes del 2 de agosto, “los niños héroes de Guatemala”, medito en el sentido de que quizás nos hemos equivocado al condenar, sentenciar y satanizar a todo el ejército nacional de Guatemala y a todos los militares en general. Pienso que como en toda institución y organización humana se dan casos de honestidad, de valentía y de hidalguía, y se dan casos de traiciones, de vulgaridad, de criminalidad. En los colegios profesionales se dan magníficos abogados y notarios, magníficos médicos y cirujanos, excelentes ingenieros, arquitectos, etc., y al mismo tiempo aparecen algunos especímenes indignos. En el caso de la institución armada de Guatemala han nacido ciudadanos que honran a la institución y al país: los oficiales Jacobo Arbenz Guzmán, Carlos Paz Tejada, Coronel e ingeniero Oliverio Casasola, Amadeo García Zepeda y otros.

En mi primer año en la facultad de derecho ingresaron junto conmigo dos jóvenes tenientes que posteriormente escalaron a rangos superiores, entre ellos el coronel de aviación y abogado Batres; naturalmente la muchachada que honra al país de la gesta heroica del 2 de agosto, entre ellos Jorge Luis Araneda, Carlos Enrique Wer; por supuesto no podemos olvidar a los jóvenes oficiales que también arriesgaron su vida por el honor de la patria, el 13 de noviembre de 1960, los tenientes Augusto Turcios Lima, Alejandro de León, Luis Trejo Esquivel, Eduardo Llerena, Julio César García Montenegro, Augusto Vicente Loarca, Marco Antonio Yon Sosa, Arturo Chur del Cid, quienes iniciaron un movimiento armado en busca de la dignidad y la soberanía del país.

También es responsabilidad de los jóvenes militares de hoy en día jugar el papel de honor, lealtad y patriotismo que la patria les demanda…

Otro tanto ocurre con las organizaciones religiosas, no podemos comparar siquiera a los arzobispos Juan Gerardi y Quezada Toruño con Rosell y Arellano de 1954.

En consecuencia al escribir estas líneas sobre el día que renunció Arbenz, menciono que vale la pena examinar más la historia nacional para reivindicar el nombre de muchos ciudadanos que se lo merecen.

¡Y POR SOBRE TODO HAN QUERIDO UNA NACIÓN DIGNA, SOBERANA E INDEPENDIENTE!