La religión y los Estados La doctrina Juche


«Kim Il Sung, padre eterno, Kim Yong Il, Jesús y el énfasis en el Estado pretende ser el Espí­ritu Divino.» David Hulme

Con esta connotación de fondo, con un conflicto latente que revive constantemente como si se tratase de una serie épica, la tensa situación de la Pení­nsula de Corea, nos recuerda constantemente que la doctrina Juche «los propietarios únicos de la revolución y la construcción posterior son las masas», mantiene en vilo el equilibrio asiático de lo que aún se denomina el último conflicto de la Guerra Frí­a y que se caracteriza más que en una doctrina en una visión de vida con connotaciones religiosas.

Lic. Carlos Escobedo

Habrá quienes apuesten a la desaparición fí­sica del Gran Lí­der para proclamar la desaparición de la doctrina Juche, por años los servicios secretos de otras naciones han especulado sobre la salud fí­sica y mental de Kim Yong Il, se ha especulado sobre su muerte y su estado de salud, se le ha sepultado y vuelto a revivir en múltiples oportunidades con lo cual se acrecienta aun más el mito que sobre él se cierne.

En otras columnas he explicado las negociaciones a tres bandas, los estira y encoge, los retraimientos y los avances, las condiciones de la negociación, el enriquecimiento de uranio, la capacidad bélica, el juego perverso de encender el conflicto, de atraer la atención para negociar, las diversas técnicas para encender el conflicto, incluso el manejo mediático que propicia la preocupación de la comunidad internacional.

Basado en mi experiencia y durante el tiempo que tuve la oportunidad de viajar por Corea invitado por Corea Fundación, pude percibir que de uno y del otro lado de la frontera el miedo a la confrontación es un arma invisible que emerge entre pueblos hermanos divididos por una guerra ideológica que a ratos parece no tener sentido.

Apostar por una transición, en la República Democrática y Popular de Corea es sin duda una apuesta arriesgada. El Partido de los Trabajadores, con un Estado militarizado, que cuenta con más de un millón de efectivos listos para el combate, con una Guardia Roja de Campesinos con casi cuatro millones de «soldados» dispuestos a resistir hasta el final, un pueblo que pretende la autonomí­a alimentaria y que sin embargo recibe ayuda del PMA entre otros, es un pueblo desesperado y dispuesto a llegar hasta las ultimas consecuencias.

En el caso de Corea del Norte, las previsiones a la transición ya están tomadas, sin duda las decisiones importantes son compartidas con el Comando Militar y por estrategas afines al gran poder, en todo caso la figura emblemática del Gran Lí­der es un elemento que se sabe utilizar y no me cabe la menor duda que con su desaparición, cuando llegue el momento, habrá de surgir un heredero proveniente de su propia casta. Al respecto se especula que uno de sus hijos ya se encuentra designado para asumir funciones inmediatamente en la dinastí­a de los Kim.

Ahora bien, ¿cómo desactivar un conflicto con tendencia religiosa, con una visión particular que no ve a Occidente como Occidente, y que posee capacidad nuclear? ¿Cómo negociar sin una hoja de ruta definida? Las respuestas a estas interrogantes se han aplicado desde la postura de un embargo, el endurecimiento de sanciones, las resoluciones, hasta la condescendencia de sus aliados.

A mi entender la mejor forma de negociar con Corea del Norte por el momento es simplemente no negociar, la retórica belicista en nada ayuda al conflicto y por el contrario podrí­a degenerar en una situación de alta tensión que finalmente podrí­a empujar al enfrentamiento directo. Por el momento, lo mejor será guardar cautela, mantener el orden en la frontera y persuadir a los aliados del régimen, sin entrar en negociación directa sobre el tema nuclear, que Corea del Norte desista de sus intentos por reactivar un conflicto en ese juego perverso que no se debe jugar. Refiérase a mi columna sobre el tema en el Diario La Hora de ediciones anteriores.