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El encuentro a puertas cerradas entre la soberana, que es además líder mundial de la Iglesia anglicana, y el jefe de la Iglesia católica duró unos veinte minutos, comunicó el Vaticano. Por el momento, no trascendió de qué hablaron.

   Previamente, Isabel II, que viajó acompañada por su marido, el príncipe Felipe, se reunió con el presidente italiano, Giorgio Napolitano.

   Con unos 20 minutos de retraso, la reina de 87 años y su marido llegaron esta tarde al Vaticano, donde se reforzaron las medidas de seguridad. El encuentro con el pontífice argentino en una salita de la sala de audiencias papal tuvo carácter informal.

   A continuación, Isabel II, vestida de celeste y lila, y Francisco, de 77 años, intercambiaron regalos. Con su vestimenta, la reina rompió el protocolo que establece ir vestida de negro y con velo, pues en este caso se trata de una visita informal.

   La reina de Inglaterra recibió, entre otras cosas, un globo terráqueo de piedra con una cruz para su bisnieto Jorge. Y el papa recibió un canasto de productos biológicos de las fincas reales.

   Previamente, Isabel II y Felipe almorzaron con al presidente italiano, Giorgio Napolitano, y su esposa Clio en el palacio Quirinale y conversaron durante unas dos horas.

   Por la tarde, la reina regresó a Londres tras sólo cuatro horas en Roma. Su visita estaba planeada para 2013, pero tuvo que ser cancelada por una gripe.

   Isabel II y el papa tienen mucho en común, aseguró el embajador británico ante la Santa Sede, Nigel Baker, a Radio Vaticano antes del encuentro. Ambos subrayan la importancia de la fe y la familia.

   Jorge Mario Bergoglio es el quinto papa en los 62 años de reinado al que Isabel II conoce personalmente. Con Juan Pablo II se reunió varias veces. Y en 1982 fue el primer papa de Roma que visitó a la soberana en el Reino Unido. Benedicto XVI, en tanto, fue recibido por la reina en 2010 en Edimburgo en el inicio de la visita del papa a Inglaterra.

   Tras la turbulenta historia entre Inglaterra y la Santa Sede, ahora predomina un tono familiar y cordial entre la reina, jefa de la Iglesia anglicana, y el papa, líder espiritual de unos 1.200 millones de católicos.

   La reina quería conocer a Francisco, que tanto espacio ocupa en la prensa y que desafía a políticos, como pudo constatar el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una audiencia con el papa la semana pasada en Roma.

   «La reina quería hablar con Francisco sobre cómo ve el papel de la fe en el mundo en el siglo XXI», había comentado Baker.