Buena noticia recibió la población guatemalteca a principios de semana con el anuncio de que se inició el proceso de una reforma policial; ésta es de suma urgencia y debe ser concebida bajo parámetros de certeza en el orden administrativo, operativo y sobre todo en el orden educativo.
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La reforma policial es una tarea de suyo muy pero muy importante, porque en ellas se basará el andamiaje para obtener calidad en los agentes, en los oficiales y en su estructura interna, a efecto de tener un control de calidad de las acciones policiales en todo el país.
La información proporcionada por las autoridades de gobierno indican que dicha reforma contará con la ayuda de países amigos como Chile, España, México, Colombia y otros más; y esa es una circunstancia que hay que observar de forma muy aguda, porque es usual que las delegaciones policiales que nos visitan o donan conocimientos desean que en este país la acción policial se haga a su manera, es decir cuasi imponiendo criterios técnicos y operativos.
Es menester que la Policía Nacional Civil se reorganice, se tecnifique y que haya programas de formación policial que contengan y desarrollen los valores éticos y morales de los funcionarios y empleados públicos; la proyección social de sus actividades y la civilización en su administración.
Sería ideal que la reforma policial que está por iniciarse estuviera a cargo de personas que tengan conocimiento de seguridad en el latu sensu de la palabra; que contara con personas guatemaltecas versadas en el asunto policial; que tenga la representación de todos los estratos o jerarquía de la cadena de mando; de esa manera se podrá interpretar y analizar la realidad policial desde diferentes puntos de vista.
Y el asunto toral será la FORMACIí“N POLICIAL, es decir la hechura humana de un policía que tengan clara pero muy clara su responsabilidad social, administrativa, penal y civil de su actuar en la función pública que por mandato le otorga la ley.
En el aspecto pedagógico, sería ideal que la formación fuera de fondo y no una barnizada por encima como lo es hasta ahora en las diferentes academias policiales del país. Deben retomarse los principios y valores éticos, morales, sociales, religiosos y en especial entrar al rescate de la autoridad.
Para ello, puede contarse con la ayuda de varios sectores de la sociedad guatemalteca que muy bien con su concurso pueden contribuir a una verdadera FORMACIí“N POLICIAL en las Academias Policiales. Disciplina hace falta, pero no se puede exigir sin dar el ejemplo. OJ ALí que la dicha reforma policial tenga éxito con la inclusión de personas nacionales y extranjeras Tí‰CNICAS Y NO POLíTICAS.