Contraria a la visión del Ministro de Finanzas que plantea la necesidad de aprobar la reforma fiscal para garantizarle al Gobierno recursos que permitan atender a los más pobres, el economista, José Raúl González Merlo sostiene que promover en este momento una reforma fiscal es innecesaria, inconveniente y plantea la necesidad de que la ciudadanía rechace su aprobación.
Pregunta: El Gobierno inició el acercamiento con diversos sectores buscando apoyo a la reforma fiscal, ¿qué opina del contenido de la misma?
Respuesta: Es innecesaria, inconveniente e inoportuna. Es innecesaria porque la recaudación fiscal ha demostrado que va en constante aumento, creciendo a un ritmo de doble dígito. No hay un problema de una débil recaudación sino del uso eficiente de los fondos públicos. Los ciudadanos demuestran que cada año han contribuido al sostenimiento y crecimiento del gobierno.
Es inconveniente porque volver a cambiar las reglas fiscales contribuye a que exista un clima de inseguridad jurídica. Elevar los impuestos y hacer una reforma tan radical de la Ley del Impuesto Sobre la Renta hace de ésta, la reforma fiscal más importante de los últimos años. No es para nada una reforma light como engañosamente se nos quiere hacer ver.
Es inoportuna porque elevar los impuestos en momentos en los que la economía global y local se encuentra más débil contribuirá a acentuar los efectos perniciosos de una desaceleración económica. Varias naciones están tomando acciones opuestas: rebajando las tasas de impuestos para darle un alivio a sus tributarios. Solamente nosotros estamos neciamente queriendo alcanzar un objetivo sin recapacitar que el caldo nos puede salir más caro que los frijoles.
P:Las reformas al ISR e IVA son convenientes o perjudican el clima de negocios. ¿Si lo perjudican en qué aspectos lo hacen?
R:La reforma promueve un cambio total de la Ley del ISR, entre otros aspectos. Esto requiere de un estudio profundo. No se trata de simples cambios light como el gobierno engañosamente ha querido promover en su propaganda oficial, se están promoviendo incrementos, en algunos casos disfrazados, en otros abiertos a las tasas del impuesto.
Por ejemplo: se pretende aumentar en un 40% la tasa del régimen optativo del ISR pasando a retener de 5% a 7%.
De la misma manera, se está preservando y aumentando la tasa del IETAAP en un 50% pasando del 1.0% al 1.5% de forma disfrazada. Ahora se quiere cobrar una tasa de ISR del 30% sobre el 5% de las ventas (como mínimo), lo que efectivamente es un cobro del 1.5% del ingreso de las empresas.
El IVA se está incrementando de forma solapada al pretender que las empresas efectúen una retención a determinados contribuyentes. Eso no sólo es discriminatorio y abusivo sino que, en efecto, sube la tasa del IVA.
La mera pretensión de hacer esos y otros aumentos es una pésima señal que perjudica el clima de negocios en medio de una comprobada desaceleración. Peor aún, al ver las pretensiones de incrementar las tasas entre 50% y 40%, nos podemos dar cuenta de la irresponsabilidad con la que se ha planteado esta reforma.
P:¿Es aconsejable gravar el pago de utilidades?
R: No. Gravar el pago de utilidades es promover una doble tributación. Las utilidades ya pagaron un ISR cuando fueron generadas por la empresa, volver a gravarlas cuando éstas son distribuidas es duplicar el pago de impuestos sobre la misma renta. Esa es otra medida equivocada que únicamente tiene como objetivo recaudar a como dé lugar. No tiene sentido económico y afecta las posibilidades futuras de generar más empresas.
Vamos en la dirección opuesta. Deberíamos fomentar la creación de empresas y la generación de empleo como lo están haciendo otros países para disminuir los efectos de la desaceleración económica.
P: Cada cuatro años, los gobiernos plantean nuevas reformas a los impuestos, ¿qué hacer para que exista una política impositiva a largo plazo?
R: No hay nada que podamos hacer porque dependemos de que la clase política entienda que los ciudadanos exigimos calidad y no cantidad de gasto. Cada cuatro años los políticos hacen un esfuerzo por recaudar más a como dé lugar. La ciudadanía debe reclamar que el Gobierno utilice correctamente los fondos que percibe. Desde 1995 los ingresos fiscales se han quintuplicado, eso es prueba evidente que los ciudadanos han pagado cada vez más impuestos. La pregunta es si hemos recibido a cambio cinco veces mejores servicios públicos. La respuesta es un NO evidente. Debe haber una campaña para manejar de mejor forma el gasto público; no una campaña para imponer cada vez más impuestos. Si durante todos los gobiernos seguimos haciendo lo mismo, seguiremos cometiendo los mismos errores. Hay que cambiar el enfoque de forma radical.
P: Si una reforma fiscal no es conveniente en este momento, ¿cuándo sería el momento ideal para impulsar nuevos impuestos?
R: Nunca es un buen momento y este es uno de los peores. Los ciudadanos debemos oponernos a las pretensiones del Gobierno de crear nuevos impuestos a menos que haya una clarísima demostración que el uso de los recursos ha llegado a un punto aceptable. En Guatemala, estamos lejos de llegar a ese punto. En todo caso, una reforma tributaria debería hacer énfasis en tener tasas bajas, de un mismo valor y aplicables a todos los ciudadanos por igual. Esas tasas no deberían gravar el capital para poder promover la creación de empleo. Una reforma que no incluya los aspectos anteriores es inoportuna siempre. Sin embargo, una que incluya lo anterior debería ser implementada urgentemente.
P: El Gobierno dice que requiere de nuevos ingresos para atender a los sectores más vulnerables, ¿cree usted que eso se lograría?
R: Es la misma propaganda de todos los gobiernos. Este, al igual que los gobiernos anteriores, ha utilizado esa misma excusa para promover los incrementos de impuestos. Es la cantaleta que hemos escuchado todo el tiempo y el resultado es siempre el mismo. ¿Qué han hecho con cinco veces más impuestos en los últimos 20 años? Basta con echarle un vistazo a la forma como se gastan los fondos públicos en el presupuesto nacional para entender que lo que dicen que van a hacer es diferente de lo que terminan haciendo. El Gobierno nunca ha sacado a nadie de pobre. Solamente la generación de empleo nos sacará de pobres y para ello necesitamos más seguridad y justicia, no más impuestos.
P: ¿Cómo puede mejorarse la calidad del gasto?
R: Necesitamos, en primer lugar, que exista voluntad política para aceptar que no es por falta de recursos que el gasto público no mejora en su calidad. Los escándalos de corrupción recientes nos dan idea de lo poco que sabemos los ciudadanos respecto a las «gavetas» que tienen los funcionarios públicos para esconder sus ineficiencias en la ejecución del gasto.
Cuando veamos con confianza a las fuerzas de seguridad y acudamos a los tribunales a pedir justicia o cuando se nos atienda bien en hospitales o los estudiantes tengan una buena capacitación y cuando los burócratas sean verdaderos «servidores» públicos, veremos que la calidad de gasto ha mejorado. Hasta ese momento, el gobierno carece de la solvencia moral para exigir que los ciudadanos paguen tasas cada vez más altas de impuestos. Mientras ese momento llegue, la percepción general continuará siendo, justificadamente, que los fondos públicos sólo sirven para enriquecer funcionarios, diputados y políticos.