En artículo anterior expliqué las razones que me mueven a creer que conviene a Guatemala el establecimiento de una refinería en su suelo. Específicamente me referí al Principio de daño permisible, que en términos ambientales se refiere al daño que tiene que inferírsele al medio ambiente para que el ser humano pueda vivir con las comodidades que le son inherentes.
He persistido en la idea de que se monte en Guatemala la refinería que se planifica construir en Centroamérica por medio del Programa de Integración Energética Mesoamericana (PIEM), porque de todas maneras se construirá la refinería en Centroamérica y conviene que Guatemala tome iniciativas serias con respecto a la búsqueda de un liderazgo económico y tecnológico en la región.
De todas maneras, la unión centroamericana no está muy lejana, particularmente porque así interesa a quienes manejan el mundo a su sabor y antojo. La unión centroamericana dará mayor oportunidad de sustraer los recursos naturales regionales con mayor facilidad y amplitud legislativa.
A finales de marzo del año en curso vino a Guatemala una delegación china de alto nivel, encabezada por Wang Xingyi, director general de refinerías, químicos y oleoductos de la compañía China National Petroleum Corporation (CNPC), para reunirse con funcionarios de Guatemala y realizar una evaluación del clima de negocios, previo a la toma decisión de participar o no en la licitación para construir la Refinería Mesoamericana.
Carmen Urízar, ministra de Energía y Minas y Víctor Suárez, comisionado presidencial para el proyecto de la Refinería atendieron a la delegación de la compañía china. Según noticias de prensa, en el proyecto se invertirían unos US $6 millardos y US $1 millardo adicional para lo que, creo, sería el mayor beneficio para Guatemala, la construcción de la generadora de energía eléctrica, cuya cogeneración podría proporcionar al país unos 1,300 MW o más.
Sin embargo, en el matutino elPeriódico de 110407, pág. 4, aparece un encabezado que dice: «Guatemala podría desistir de la pelea por una refinería en el Istmo» y en su entrada: «Tras la decisión de México de abastecer sólo con 80 mil barriles de crudo y no con los 260 mil prometidos…» Las autoridades en consenso opinan: «No es rentable».
En partes oportunas de la nota periodística se descubre algo que prueba contundentemente la veracidad del dicho «hecha la ley, hecha la trampa», dice: «La refinería cuya licitación aún está en proceso … procesaría 60 mil barriles diarios de crudo pesado y requeriría de una inversión mínima de US $6 millones. Su ubicación en algún país de Centroamérica será decidida por la empresa que gane la licitación y Guatemala puja junto a Panamá por obtener el proyecto».
Agrega: «En la declaración conjunta… (Los presidentes de México, Colombia y Centroamérica) acordaron implementar programas de exploración y explotación petroleras en Centroamérica, tanto en tierra como en mar abierto. ’Hoy más que nunca, la refinería se convierte en realidad… salimos más que nunca optimistas’, dijo el presidente í“scar Berger».
Los charros dieron vuelta a su oferta y su mecánica. ¿Y ahora qué?