Los resultados de la primera vuelta de las elecciones generales celebradas en Guatemala el pasado domingo han actualizado el debate sobre dos problemas muy serios que están erosionando las aspiraciones para consolidar la democracia del sistema capitalista que prevalece en nuestro medio y que, por consiguiente, deberían merecer la atención prioritaria del nuevo Presidente de la República y de las personas que hayan resultado electas como diputados.
El primer problema es el de la falta de confiabilidad en la cédula de vecindad como documento de identificación. Los disturbios y actos de violencia que se produjeron en diversos poblados del territorio nacional tuvieron como marco las denuncias de algunos ciudadanos sobre que cuando se presentaron a las mesas electorales ya otras personas habían votado por ellos. Se trata sin duda de casos de duplicidad de cédulas lo cual pone en serio predicado la transparencia del proceso electoral, además de ser un desafío para el Estado de Derecho. Los ciudadanos descontentos por haber sido suplantados en su derecho de elegir a las autoridades del país, hicieron ver que hubo votantes extranjeros, especialmente salvadoreños con cédula de Guatemala.
El segundo problema es el de la reelección, especialmente de diputados y alcaldes municipales. Precisamente varios de los incidentes de estos últimos tres días en municipios del departamento de Guatemala y en otras regiones del país se originaron por el rechazo de los vecinos a la continuación durante otro período de algunos alcaldes señalados de tener responsabilidad en actos de corrupción y en otras anomalías en el desempeño de sus funciones edilicias. En el caso de Guatemala en donde son muy reducidos los niveles de cultura política, la reelección únicamente ha servido para que algunos funcionarios hagan de esos puestos públicos su modus vivendi con pocos o nulos resultados para beneficio de la comunidad.
El ex presidente del Tribunal Supremo Electoral, licenciado Mario Roberto Guerra Roldán, uno de los más prestigiados profesionales del Derecho en el país, ha dicho NO a la reelección y Sí a la Renovación. Ojalá que el nuevo gobierno analice este tema con mucha profundidad para buscar la mejor solución dentro del marco jurídico para regular la reelección, tanto de los diputados como de los alcaldes y demás miembros de las corporaciones municipales. Si este asunto no se aborda con prontitud, la debilidad del sistema democrático se acentuará cada día más aumentando el desencanto y la frustración entre el pueblo de Guatemala.