Pese a quien le pese, Sandra Torres se encamina a la candidatura oficial; y es que, a pesar de que la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) no lo quiera reconocer, también es visible que no tienen a otro candidato natural, y que, incluso, es difícil prever quién será el vicepresidenciable.
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Sin lugar a dudas, la UNE ya tiene listo todo el paquete legal para justificar la inscripción, a pesar de que el «espíritu» de la Constitución de la República exprese que toda persona del círculo familiar cercano del Presidente tenga la prohibición para la candidatura.
«Sí, es cierto», argumentará la UNE, «que la Carta Magna no refiere explícitamente que el cónyuge (o para ser más precisos en este caso, la cónyuge) pueda optar al cargo, ya que se prohíbe a los parientes que forman grado, pero los esposos no forman grado». Sin embargo, es ridículo que un ministro de Estado tenga la prohibición, más no la esposa del mandatario, porque en ambos casos se intenta evitar la utilización de fondos públicos para su candidatura.
Lo único que puede analizarse de este caso es que los miembros de la Constituyente fueron lo suficiente machistas para no poder prever que alguna vez la esposa del Presidente pudiera llegar a ser una de las candidatas con posibilidades.
Si el candidato oficialista goza de por sí de una ventaja de un buen porcentaje a favor de votos sólo por ser del Gobierno, en el caso de Sandra Torres este porcentaje lo será aún mayor, suponiendo que la gente la identifica aún más que lo que se identificaba a los anteriores candidatos oficialistas de las elecciones pasadas.
Supongo que la oposición deberá estar francamente preocupada por este inevitable hecho, y que, salvo una de esas sorpresas que da la política muy frecuentemente, no se podrá esperar con los brazos cruzados a que a Sandra Torres le ocurra algo similar a los presidenciables naturales de la Gana en la pasada elección.
Hasta el momento todo encaja, y la oposición, a pesar de sus esfuerzos por trabajar horas extras antes de la convocatoria de las elecciones, los esfuerzos parecen muy tímidos. Actualmente, son visibles algunos «precandidatos», pero todos manejarían el mismo discurso, encuadrados en una ideología afín a la derecha y que, más que una propuesta, ofrecen una imagen de una figura fuerte. Pero que, al ser propuestas muy parecidas, más que restarle votos a Sandra Torres, se restan entre ellos.
Me imagino que todo este año, llamado «preelectoral», estará lleno de estrategias de los políticos para captar la atención y, de esa forma, también captar la atención de agrupaciones y de «inversionistas». Este año será muy tranquilo, supongo. Esa calma que precede a la tormenta. Un año en que cada quien, lejos de presentar propuestas, intentará recopilar información en contra de, o crear desgaste. En cuanto a Sandra Torres, es natural que los ataques sean en contra de la poca transparencia de Cohesión Social, tema que el Gobierno ya ha dado indicios que es su talón de Aquiles, por lo que supongo que ése será el caballito de batalla de la oposición. De hecho, al ver esta vulnerabilidad, la oposición ya se empieza a plantear la posibilidad de que participe, para que su mito sea derrotado en las urnas, como le ocurrió a Ríos Montt.
¿Estaremos preparados para una mujer gobernando al país? Por el momento, causa molestias que una fémina tenga posibilidades como Torres de Colom y que una Primera Dama tenga más injerencias que las anteriores.