La reelección


De conformidad con el sistema democrático, en numerosos paí­ses se permite la reelección. En Guatemala, según las normas y leyes vigentes, los diputados al Congreso de la República, al Parlamento Centroamericano, los alcaldes, concejales y sí­ndicos pueden optar sucesivamente a la reelección en sus cargos.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Si procedemos a realizar un análisis encontramos que en América el cargo a presidente y vicepresidente pueden ser reelectos. Estados Unidos de Norteamérica es el paí­s que desde su inicio dejó establecida la posibilidad de la reelección en todos los cargos públicos y vemos que históricamente sus presidentes y vicepresidentes han sido en la mayorí­a de los casos reelectos por un segundo perí­odo. Es más, antes que se modificara ví­a enmienda su Constitución hubo presidentes que fueron reelectos tres e incluso cuatro perí­odos.

En Guatemala los antecedentes históricos y el temor a la perpetuación en el poder de los presidentes hicieron que la reelección para este cargo quedara prohibida en varias constituciones, incluyendo la actual. Por el contrario, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Colombia la permiten por perí­odos sucesivos; Costa Rica, Nicaragua, Uruguay y Perú, de forma alterna. Nuestro paí­s es una de las pocas naciones donde es vedada la reelección.

Si analizamos cuál es el sentimiento popular con respecto a quienes han ejercido la presidencia de la República a partir de 1986 encontraremos que los presidentes Vinicio Cerezo, Jorge Serrano, Ramiro de León, ílvaro Arzú, Alfonso Portillo y í“scar Berger continúan, en mayor o menor grado, según el caso teniendo ciudadanos que simpatizan con ellos y que si se les permitiera volver a ser candidatos no serí­a de extrañar que un par de ellos pudieran obtener la reelección.

Por otra parte, un perí­odo presidencial de cuatro años hace insuficiente el desarrollo e implementación de muchos de los programas que requiere el paí­s para su progreso, por eso y otras razones no nos debe extrañar que el tema se mencione y que en un futuro, con las formalidades necesarias, la reelección pueda llegar a existir y que con ella el pueblo, en su derecho soberano, elija o reelija a quienes se han desempeñado en ese cargo en el pasado.

A lo indicado, hay que agregar que los partidos polí­ticos existentes en el paí­s no son lo que deberí­an de ser, casi todos son sólo el vehí­culo por el cual se plantea la elección de una persona para presidente, lo que conlleva el nacimiento y muerte de ese grupo polí­tico según la vigencia y popularidad del candidato.

Es válido señalar que al no haber un desarrollo polí­tico adecuado, la reelección de quien ya fungió como presidente implica llevar de nuevo al mando del paí­s a una persona que tiene más experiencia de qué hacer o no hacer que cualquier candidato cuyas vivencias y experiencias son mucho más limitadas.

El tiempo dirá si el tema de la reelección a la presidencia cobra mayor vigencia y si Guatemala se incorpora a una realidad que está viva cada dí­a más en toda América y Europa. El temor a las ideas y a las opiniones sólo lo tienen quienes no desean el desarrollo y el progreso de la ciudadaní­a y de la democracia.

Posdata. Esta semana el presidente Toledo, en el Perú, anunció su postulación en la próxima elección.