De conformidad con el sistema democrático, en numerosos países se permite la reelección. En Guatemala, según las normas y leyes vigentes, los diputados al Congreso de la República, al Parlamento Centroamericano, los alcaldes, concejales y síndicos pueden optar sucesivamente a la reelección en sus cargos.
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Si procedemos a realizar un análisis encontramos que en América el cargo a presidente y vicepresidente pueden ser reelectos. Estados Unidos de Norteamérica es el país que desde su inicio dejó establecida la posibilidad de la reelección en todos los cargos públicos y vemos que históricamente sus presidentes y vicepresidentes han sido en la mayoría de los casos reelectos por un segundo período. Es más, antes que se modificara vía enmienda su Constitución hubo presidentes que fueron reelectos tres e incluso cuatro períodos.
En Guatemala los antecedentes históricos y el temor a la perpetuación en el poder de los presidentes hicieron que la reelección para este cargo quedara prohibida en varias constituciones, incluyendo la actual. Por el contrario, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Colombia la permiten por períodos sucesivos; Costa Rica, Nicaragua, Uruguay y Perú, de forma alterna. Nuestro país es una de las pocas naciones donde es vedada la reelección.
Si analizamos cuál es el sentimiento popular con respecto a quienes han ejercido la presidencia de la República a partir de 1986 encontraremos que los presidentes Vinicio Cerezo, Jorge Serrano, Ramiro de León, ílvaro Arzú, Alfonso Portillo y í“scar Berger continúan, en mayor o menor grado, según el caso teniendo ciudadanos que simpatizan con ellos y que si se les permitiera volver a ser candidatos no sería de extrañar que un par de ellos pudieran obtener la reelección.
Por otra parte, un período presidencial de cuatro años hace insuficiente el desarrollo e implementación de muchos de los programas que requiere el país para su progreso, por eso y otras razones no nos debe extrañar que el tema se mencione y que en un futuro, con las formalidades necesarias, la reelección pueda llegar a existir y que con ella el pueblo, en su derecho soberano, elija o reelija a quienes se han desempeñado en ese cargo en el pasado.
A lo indicado, hay que agregar que los partidos políticos existentes en el país no son lo que deberían de ser, casi todos son sólo el vehículo por el cual se plantea la elección de una persona para presidente, lo que conlleva el nacimiento y muerte de ese grupo político según la vigencia y popularidad del candidato.
Es válido señalar que al no haber un desarrollo político adecuado, la reelección de quien ya fungió como presidente implica llevar de nuevo al mando del país a una persona que tiene más experiencia de qué hacer o no hacer que cualquier candidato cuyas vivencias y experiencias son mucho más limitadas.
El tiempo dirá si el tema de la reelección a la presidencia cobra mayor vigencia y si Guatemala se incorpora a una realidad que está viva cada día más en toda América y Europa. El temor a las ideas y a las opiniones sólo lo tienen quienes no desean el desarrollo y el progreso de la ciudadanía y de la democracia.
Posdata. Esta semana el presidente Toledo, en el Perú, anunció su postulación en la próxima elección.