El matutino elPeriódico mostraba en la portada de su edición de ayer una fotografía con la frase “La Reconquista de Barillas”, en la cual se apreciaba cuando dos agentes de la Policía Nacional Civil conducían a uno de los detenidos por los graves incidentes que ocurrieron el día martes pasado en el municipio de Santa Cruz Barillas, departamento de Huehuetenango, incidentes que dejaron como cauda, un muerto, heridos, robo de armamento, agresiones y cuantiosas pérdidas materiales, cuando enardecidos vecinos irrumpieron en el centro del lugar atacando a comerciantes, policías y soldados.
Santa Cruz Barillas es uno de tantos municipios de Guatemala, en donde las distancias, medidas por kilómetros, desde los centros urbanos y cabeceras departamentales se alargan interminablemente por la sinuosidad de sus caminos y el mal estado de los mismos. Aun así, esas distancias son cortas cuando las comparamos a las distancias que existen entre su realidad y aquellos lugares en donde los índices de desarrollo son cuando menos medibles. En un escenario como este, no es de extrañar que quizás nunca sepamos cuál fue el verdadero detonante de los hechos y no es de extrañar tampoco que se juzgue al más nuevo de sus vecinos, en este caso una generadora hidroeléctrica, de cualquier mal que al pueblo venga. Lo que no es permisible es que una comunidad haga justicia por su propia mano y/o un grupo de vecinos, alias rufianes se amotinen, destrocen todo a su paso y agredan a las fuerzas de seguridad del Estado. Los graves hechos relacionados derivaron en que el Gobierno decretara el estado de Sitio en dicho municipio y en consecuencia restringiera las garantías constitucionales de sus habitantes, procediera a capturar a más de diez de los supuestos agresores y restaurara el orden a efecto de garantizar la justicia, la seguridad y la paz como le ordena nuestra Constitución Política. De conformidad con diversas noticias de prensa, los incidentes se originaron por el rechazo de la población a la construcción de la hidroeléctrica, extremo que no está de más aclarar, no ha sido probado, como tampoco ha sido probado que la simple generación de energía por medio de recursos hídricos lesione al ambiente o a las comunidades que les rodean, es más, suele suceder que dichos proyectos se trasforman en ejes de desarrollo y trabajo para poblaciones enormemente necesitadas de eso precisamente. En todo caso, la rápida Reconquista de Barillas, constituye un importante mensaje que se envía, a otros municipios con similares conflictos en desarrollo o potenciales, a efecto de que se mantenga el Estado de Derecho y se entienda que nadie es superior a la ley y que los actos delictivos producidos por uno o por muchos deben de ser castigados y juzgados, para que por muy lejos que se encuentren los lugares o las poblaciones, comprendamos que Guatemala, un Estado, está obligado como tal a hacer que se respete la ley en todos y cada uno de sus municipios.