El problema que representa en sí la conducta humana, es tan complejo que ningún tratado psicológico ha podido determinar en forma categórica, los motivos fundantes del actuar. En otras palabras, la última palabra aún no está dicha.
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Los hogares desintegrados, por la irresponsabilidad de los hombres en un gran porcentaje, no son lo suficientemente sólidos para proporcionar a los hijos una educación que permita un posterior desarrollo emocional conceptualizado como normal; siempre habrá deficiencias, fallas y limitaciones que obstaculicen un desarrollo emocional acorde a los preceptos sociales, morales y jurídicos.
Las limitaciones, carencias, necesidades, angustias, envidias, zozobras, restricciones, libertinaje, indolencia, apatía, desidia, pereza, indiferencia, abulia, empalago, saciedad, pobreza, desinterés y otras manifestaciones de la conducta humana que no fueron encauzadas de forma positiva por parte de padres, madres e hijos con un proceso de formación disciplinado, son las causas de actos conductuales que en la vida adulta reflejan algunas de las circunstancias anteriores.
Enumero algunos casos paradigmáticos: los 352 millones del IGSS, los 82 millones del Congreso, los tantos millones del Instituto de Previsión Militar, los millones de los repuestos para los helicópteros, los millones de las compras de medicina para los hospitales, los millones de la autopista de Palín – Escuintla (DOCE MILLONES DE QUETZALES POR KILí“METRO), los cientos de millones de Fontierra, la ampliación del aeropuerto La Aurora, los millones de la supuesta compra de finca para los campesinos del Puerto Quetzal, la venta de Aviateca, la venta de Guatel, la venta de Bandesa, la venta de la EEGSA, la pignoración de Fegua, Correos y Telégrafos, los silos de Indeca, la venta del Inde, los fertilizantes, la farsa de la reparación de las carreteras, las concesiones abyectas que hipotecan el desarrollo, entre los que conocemos como de mayor relevancia.
Menores como los hueveos en las aduanas, el hueveo de la coca en las bodegas de la SAIA, las nóminas de sueldos para soldados fantasmas, la sustracción de medicinas al por menor, pero de manera sistemática en los hospitales públicos y policlínicas del IGSS, hueveo del sueldo de los maestros por contrato en el Ministerio de Educación por medio de la manipulación informática de las planillas de pago, los desfalcos a inversionistas por parte de «honorables empresarios» de la high life dueños de bancos y financieras, el hueveo del subsidio por parte de los «empresarios» del transporte urbano, el hueveo de los fideicomisos (municipales y nacionales), la sobrevaloración de precios en las ventas al Estado, el robo a la población por parte de los importadores y distribuidores de combustibles.
En fin… estamos «lavados» pero no por el lavado de dinero que se hace de manera sistemática y a la vista y conocimiento de las autoridades. En un más o menos a grandes rasgos, estas son las raíces de nuestros males.