La puerta fue abierta


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 En una guerra siempre se perderá más de lo que se ganará.  

A  finales de la campaña polí­tica,  cae como un diluvio la denuncia  planteada por Ricardo Méndez Ruiz Valdés  contra 26 personas, por secuestro, entre ellas: Yolanda Colom Caballeros, Margarita y Laura Hurtado Paz y Paz,  Mario Payeras y   Miguel íngel Alvizúrez , a quienes  identifica como responsables de su cautiverio.  

Edith González

 


Ellos  se dieron a conocer  como miembros de la comisión polí­tico-militar de la guerrilla.  Incluso han escrito artí­culos y libros sobre cómo funcionaba ésta con datos que solo quien allí­ estuvo puede saber tan bien.

Méndez  Ruiz Valdés asegura  fue secuestrado el 23 de febrero del 1982  como presión  a su padre  Ricardo Méndez Ruiz  –entonces ministro de Gobernación–, para que informara sobre las tácticas contrainsurgentes.

Muchas personas fueron secuestradas y sus plagiarios pidieron rescate económico o polí­tico:  Olga Novella,  ílvaro Contreras Vélez, Alfonso Alonso Lima,  Roberto Herrera Ibargí¼en,   Fredy Casanova, embajador salvadoreño; Karl von Spreti, quien  fue asesinado,  igual que el embajador de los Estados Unidos John Gordon Mein.   Igualito que los 21 campesinos asesinados  el 22 de noviembre de 1988  en la Aldea El Aguacate de San Andrés Itzapa.

Hasta ahora las denuncias  eran contra militares. De hecho, recientemente, y quizás como un táctica  de quienes  incursionaron en los grupos guerrilleros y hoy se encuentran en el poder,   para  bajar los votos al candidato exmilitar fueron detenidos: Héctor Mario López Fuentes,  Héctor  Bol de la Cruz y í“scar Mejí­a Ví­ctores.

Lo que llamó mucho  la atención, pues se recuerda que el 29 de diciembre de 1996  el presidente de turno y los comandantes guerrilleros firmaron el último de los Acuerdos de Paz, el de la Paz Firme y Duradera, y se decretó una amnistí­a.

A partir de ahí­ se llevaron a cabo investigaciones que denunciaban a los miembros del ejército de asesinos, pero nada se dice de los miembros de la guerrilla, quienes también llevan las almas de muchos guatemaltecos a cuestas.

Lo  singular de esta parte de la historia es que uno de los señalados expresa que la denuncia “es una forma de desviar la atención” Pero no  se niega su participación. 

Los miembros de la guerrilla  abrieron la puerta, lanzando denuncias y logrando  la captura de  los militares,  por ella   han empezado a pasar, como Méndez Ruiz,  quienes se vieron afectados por estos grupos que de acusadores ahora son los acusados.  Habrá que esperar muchas denuncias más, rogando no nos vuelvan a llevar al  infierno en que nos tuvieron.