Léanse las opiniones a favor y en contra de que se acorte el período de la Fiscal General y se verá sin lugar a ninguna duda el enorme peso que tiene el factor ideológico y la escasa o nula importancia que tiene el debate sobre la cuestión de derecho, es decir, sobre el fondo del tema porque lo que está en juego es el principio respecto al plazo para el ejercicio del cargo y casi nada se dice sobre el espíritu de la norma transitoria de la reforma constitucional, que pretendía fijar la fecha en que el primer fiscal general fuera electo, pero no dice en ningún caso que la fecha de tal elección deba ser la misma para todos los fiscales anteriores, puesto que prevalece la norma general en el sentido de que los fiscales son designados para un periodo de cuatro años.
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Lo que pasa es que en nuestro país, como siempre, el tema jurídico es irrelevante porque siempre se encuentran formas de acomodar la pelota para que los actores puedan meter los goles que se les vayan ocurriendo a ellos o que les demanden quienes son poderes tras el trono, que no dan la cara pero que mueven los hilos de muchas de las grandes decisiones que se toman en nuestro país.
Es absolutamente cierto que nadie es insustituible y que cuando venza el plazo de la Fiscal General, cualquier fecha en que esto ocurra, se tendrá que designar a un nuevo fiscal o ratificar a la actual si la misma se postula y si la Comisión de Postulación la vuelve a incluir en la lista. Y es indiscutible que el Presidente podrá escoger a quien se le venga en gana porque es una de las facultades que le otorga la Constitución.
El debate, pues, sobre la personalidad, logros o ausencia de logros de la doctora Paz y Paz es únicamente una muestra más de cómo la opinión pública se pierde por el tono de los comunicadores que dejan que sus pasiones se desborden cuando se trata de analizar los grandes temas que históricamente nos han dividido como nación. Nada tiene que ver con la cuestión de hoy, sobre el periodo de la fiscal, el tema de Ríos Montt o los asuntos internos del Ministerio Público que pueden y deben dirimirse por las vías correspondientes, tanto administrativas como penales. Pero en eso se centra la alegata, porque en el fondo lo que se está jugando no es un punto de derecho, sino una batalla política entre la derecha y la izquierda del país.
Los gringos dicen que hay casos legales que se vuelven fáciles de entender porque encuentran la prueba sin mucho buscar. Le dicen “smoking gun”, en referencia a que la pistola aún humeante está en la escena del crimen y sirve para esclarecer los hechos. En el caso del fallo de la CC sobre el plazo de la Fiscal General, salta a la vista, con sólo leer lo que se publica en la prensa, que no es un debate jurídico y que tampoco lo fue en el seno de la Corte, sino es un simple conflicto ideológico en donde, para variar, la pita se rompe por lo más delgado.