La maratón Lupe-Reyes, conocida entre los bebedores como la mejor época del año, por el pretexto perfecto, finalizó.
El nombre asumido ¿quién sabe por qué? para desarrollar un plan contra la delincuencia, igual estaría llegando a su fin. Pero ante la evidencia contundente de los homicidios y robo de armas a sus mismos agentes, el acelerado proceso preelectoral, el retorno de los más de 18 mil emigrantes en el 2006, la carestía de la vida, pese al ridículo aumento del 5 % al salario y por supuesto el crimen de mujeres que no para, sería conveniente implementar mejor un Plan de Seguridad Reyes- Guadalupe.
Por supuesto con su correspondiente disfraz de autoridad. Porque ante tanta broma de mal gusto y tanta ironía de los funcionarios de este gobierno, los guatemaltecos ya no sabemos a qué atenernos, o a quién obedecer. Pues igual la Ministra de Educación dice que inician clases el 8, pero los maestros dicen que a ellos ella no los manda. Uno de los males ha sido la falta de poder de las autoridades y sus pocas agallas para poner en orden la casa. Y por supuesto no se trata de violar derechos humanos, sino de aplicar las leyes. De tomar decisiones que beneficien realmente al país y a sus habitantes, no solo a los funcionarios, sus familiares y amigos.
Solo hay que darse cuenta que si existe una ley contra las capuchas, y no se aplica, los huelgueros volverán a amedrentar a la gente en las calles. ¿Y por qué no? Si igual la Policía lo hace, también violando la ley y nada pasa. Solo con la aplicación de las leyes de manera pronta, precisa y correcta, la mano de un gobierno con funcionarios serios y respetuosos de sus habitantes, pero conocedores de las normas, lograremos mejorar.