En tanto al desarrollo del concepto de solidaridad me he interesado en conocer el significado de prójimo y e investigado que puede trasladarse a lo siguiente: cualquier persona respecto a otra en la colectividad humana; hombre respecto de otro, considerados bajo el concepto de la solidaridad humana; semejante; próximo, cercano, parecido, fraterno.
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Sin embargo, he descubierto con gran sorpresa que la prójima tiene una perspectiva totalmente distinta, ya que ella es referida como: Mujer de poca estimación pública o de dudosa conducta; mujer respecto del marido; esposa; parienta; prostituta; ramera.
Es difícil considerar al prójimo como prójimo, pero aún, ocasiona mayor malestar que en nuestro idioma exista una exclusión de la mujer dentro de este concepto y aunado a ello también se reciba una connotación distinta y descalificadora dentro del mismo.
Es verdad que vivimos en una sociedad donde predomina la cultura del poder masculina y esto es evidente en la expresión del lenguaje y en las manifestaciones de valorización diferentes para los dos géneros. Y esto se manifiesta en cada ámbito social; la familia, la escuela, la iglesia, en cada una de las entidades pertenecientes a nuestra sociedad.
Es delicado concebir a un ser humano semejante y próximo sobre todo en situaciones actuales en donde la violencia nos ha hecho proclives a desconfiar y sentirnos distantes y con ello rompemos vínculos que nos ayudan a participar de nuestra comunión con nuestra humanidad y a la dignificación de esta.
Gente, que  divide a la gente, en los buenos y en los malos; pero,  la certeza de quién da este veredicto no es tan clara.Â
Si existe esta división y nuestros lazos sociales son cada vez más laxos entonces: ¿En dónde queda el concepto de solidaridad y de prójimo? ¿Quiénes son los buenos y quiénes son los malos?
En donde nos encontramos las mujeres dentro de la sociedad en la participación de la construcción de la solidaridad. Aún cuando contamos con múltiples evidencias de la realización de actos en pro de la misma.
Dentro del artículo se considera el evidenciar que existe un lenguaje diferente para la expresión de los géneros y cuando se expresa la mujer se le omite o se traslada un significado de lenguaje descalificante, distintivo del masculino. Además, es importante hacer notar que mientras más inconexas sean nuestras vinculaciones como seres humanos menos oportunidades tenemos de sentir proximidad y de pensar solidariamente.