El cineasta Stephen Fung recurrió a gráficos al estilo del cómic y música de heavy metal para su filme «Tai Chi 0», en su intento por alcanzar una audiencia más joven y quizá global con su nueva trilogía de artes marciales.
«Queríamos hacer algo nuevo, algo que no es lo que usualmente vemos en las cintas tradicionales de kung fu», informó Fung. «Queríamos romper barreras, probar el mercado», apuntó.
«Tai Chi 0», la primera entrega de la trilogía, tuvo esta semana su estreno mundial en el Festival de Cine de Venecia, antes de su proyección comercial en China, a finales de septiembre, a la que seguirán otras naciones de Asia.
Fung tiene la secuela lista para proyección comercial un mes después y confía en que habrá una respuesta firme del auditorio que garantice la realización de la tercera entrega.
Esta producción china de gran presupuesto combina la energía del vapor de la era victoriana con escenas de peleas de alto octanaje.
La cinta transcurre a principio de la era industrial, pero los realizadores combinaron hábilmente toques modernos de alta tecnología, incluidos gráficos de cómic, para la presentación de capítulos así como incrustaciones de gráficos para seguir la trayectoria de los movimientos de las artes marciales.
En la cinta, Yang Chi —interpretado por el campeón de artes marciales Yuan Xiaochao— nace con un don extraordinaria para las artes marciales y su madre, en lecho de muerte, le pide que aproveche el potencial del que está dotado.
En un viaje, Yang llega hasta una aldea remota famosa por su tai chi, que tiene una forma particularmente poderosa, pero sólo se permite que lo aprendan los lugareños. Mientras Yang continúa enfrentando la reticencia de la aldea, un lugareño regresa desde el extranjero con una locomotora de vapor, un monstruo fantástico de hierro manejado desde su cavernoso interior como una especie de submarino sobre rieles.