La presunción de inocencia es uno de los principios más importantes del Derecho Universal. Consiste en que toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley. El artículo 14 de la Constitución de Guatemala dice que toda persona es inocente, mientras no se le haya declarado responsable judicialmente, en sentencia debidamente ejecutoriada. Los diferentes instrumentos jurídicos internacionales también garantizan ese derecho.
Con relación al tema de los 82 millones de quetzales del Congreso de la República colocados en una inversión dudosa en una casa de bolsa, ha habido muchos comentarios, algunos de ellos con extrema ligereza condenando a priori al doctor Eduardo Meyer, presidente titular de ese organismo del Estado, quien solicitó un permiso de dos meses sin goce de salario para aclarar su situación ante el Ministerio Público y los tribunales de justicia.
En medio de ese torbellino de señalamientos políticos, el doctor Meyer ha alegado su inocencia, negando haber sido partícipe de la referida operación. Sin embargo, el daño en su contra ya está hecho, pues se ha pisoteado su reputación de manera impresionante. Al respecto, hay que señalar que el Arzobispo Metropolitano de Guatemala, Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, es una de las pocas personas que con prudencia y profunda objetividad ha abordado este espinoso asunto. Luego de oficiar la misa del domingo 8 de junio en curso en la Iglesia Catedral, el líder religioso resaltó (Prensa Libre del 9/6/08), que en este caso se ha juzgado y señalado antes de presentar las pruebas y que «se ha condenado a priori».
Yo conozco al doctor Eduardo Meyer desde hace muchos años y estoy convencido de su inocencia. Coincido con el columnista de elPeriódico, Gustavo Berganza, (13/6/08), en el sentido que el referido profesional no es corrupto. Basta volver la vista hacia el pasado reciente para establecer que es un líder con una trayectoria limpia y que sus diferentes cargos públicos los ha desempeñado con honestidad.
No hay que descartar que este asunto puede ser el resultado de un linchamiento político, producto de rivalidades derivadas de la inmundicia que existe en algunos sectores políticos. A ese respecto, hay que recordar un fragmento del discurso que el 14 de enero de 2008 pronunció el ingeniero ílvaro Colom durante su toma de posesión como Presidente de Guatemala. Textualmente dijo: «Ahora ya no se mata con balas. Ahora ya no se masacra. Ahora se descalifica, ahora se difama, ahora se miente». Estas palabras resumen como se «elimina» actualmente al adversario político, y podrían encajar en el caso del doctor Meyer.