Guatemala ha gozado durante muchos años de una relativa estabilidad gracias a una baja inflación producto de un manejo prudente del tema fiscal, pero en los últimos tiempos empezamos a sentir distorsiones que se traducen en alto costo de vida y aumento de los precios de productos básicos, lo cual no es casualidad ni producto de fenómenos estacionales, sino resultado de que se principia a manifestar el efecto de la inflación resultante de que estamos gastando más de lo que podemos y que hemos entrado en una irresponsable carrera de endeudamiento.
Eso empezó a marcarse en el gobierno anterior, pero en este no sólo no se contuvo la tendencia, sino que se ha aumentado en forma brutal. Primero porque hicieron las cuentas del gran capitán con una reforma fiscal a la que atribuyeron resultados extraordinarios que no se produjeron por ningún lado y en segundo lugar porque lejos de actuar responsablemente reduciendo el gasto de acuerdo a los ingresos, quieren recurrir a más préstamos para financiar un elevadísimo déficit fiscal.
Eso, en cualquier lugar del mundo, provoca inflación y aumento de precios, como lo pueden atestiguar tantos pueblos del mundo y especialmente los del sur de Europa más recientemente. La verdad es que se carece de políticas nacionales sensatas en todo el ámbito de la gestión pública y se gobierna con caprichos, como evidencia en forma privilegiada pero no exclusiva, la titular de Educación.
La fortuna del Gobierno está en que tenemos un pueblo paciente que cuando sube el precio de la carne lo que hace es reducir su consumo de ese producto y acepta sin chistar la especulación y el impacto que tiene el fenómeno inflacionario causado por una imprudente conducción del tema financiero en el país. Nuestra gente es aguantadora al extremo y se ve en la forma en que, totalmente indefensa como ahora porque ni la Diaco ni nadie pone atención a la crisis planteada por la espiral de precios, simplemente se resigna a reducir su calidad de vida porque los ingresos no aumentan proporcionalmente para compensar el impacto que tienen los nuevos precios en el presupuesto familiar.
Y como esa paciencia y tolerancia de la gente es ya proverbial, se puede decir que nos tienen tomada la medida y tanto autoridades como los actores económicos, hacen lo que les viene en gana sabiendo que el guatemalteco va a refunfuñar, pero únicamente en la intimidad de su hogar para quejarse de su infortunio y de las negras perspectivas que se le presentan para el futuro.
Minutero:
Con todo este endeudamiento
se vendrá la inflación
que además de recesión
provocará sufrimiento