La potente fascinación por el narco mexicano


Laura Zúñiga, reina de Belleza de Sinaloa, fue capturada junto a un narcotraficante. FOTO LA HORA: Archivo.

La sonada detención de una «Miss» mexicana junto a un comando armado la semana pasada volvió a exponer la potente fascinación que ejercen los narcotraficantes sobre muchas mujeres que cada vez se adentran más en el negocio de la droga, históricamente en manos de hombres.


Laura Zúñiga, actual Reina de Belleza de Sinaloa (noroeste de México), era la favorita para convertirse en «Miss Hispanoamérica 2008» a principios de noviembre en Bolivia. Minutos antes de ser coronada, un presentador le preguntó qué herencia querí­a transmitir a sus futuros hijos.

«Mi regalo más preciado serí­an los valores, el amor a la vida», dijo Zúñiga sin titubear.

Ocho semanas después esta modelo y maestra fue arrestada junto a su pareja, un capo del sanguinario cártel de Juárez, y otros seis presuntos narcotraficantes cuando iban a bordo de dos camionetas bien provistas de armas y dinero cerca de Guadalajara (oeste).

Su caso dio la vuelta al mundo pero Zúñiga no es la primera en saltar de la pasarela a los brazos del narcotráfico.

Un año atrás Emma Coronel, Reina de Belleza de un pequeño pueblo de Durango (noroeste), se casó el dí­a de su 18 años cumpleaños con el capo de capos, Joaquí­n «El Chapo» Guzmán, el lí­der del cártel de Sinaloa.

«Una mujer no se siente hermosa si no tiene pretendientes narcos (…) He hablado con chicas que se sienten mal porque nunca han tenido un pretendiente traficante y todas sus amigas sí­. Y las que tienen un novio narco lo presumen porque ellos no agarran a las feas», explicó a la AFP el periodista Pablo César Carrillo.

Cada vez más mujeres superan las tareas que habitualmente se les asignaba, como el traslado de droga, para asumir trabajos de mayor envergadura.

Personajes femeninos emblemáticos en el submundo narco como Sandra ívila, conocida también como «La Reina del Sur», o Enedina Arellano Félix (del cartel de Tijuana) les enseñaron el camino.

La agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) tiene en su lista de narcotraficantes más buscados a 36 mexicanas, casi la mitad de todas las mujeres que persigue, según su página electrónica.

En Ciudad Juárez, la localidad más violenta de México, «cada vez más mujeres están inmersas en la lucha entre las bandas de narcotraficantes por el control de la zona», asegura la fiscalí­a del estado de Chihuahua (norte).

A falta de datos oficiales -la fiscalí­a federal no ofrece la división por sexos de los 5.300 ejecutados de 2008-, la prensa mexicana sostiene que 50 mujeres fueron asesinadas desde 2006 en ajustes de cuentas entre los cárteles, en guerra por el control de las rutas de tránsito hacia Estados Unidos.

Las consecuencias de la entrada de lleno de las mujeres en este conflicto se pueden ilustrar con sólo dos imágenes: la de dos hermanas decapitadas a finales de agosto en Durango y la del cadáver de la ex amante de «El Chapo» Guzmán, quien estuvo presa por traficar droga.

El cuerpo de esta mujer fue encontrado el mes pasado con la letra «Z» marcada en glúteos, espalda y senos, como un sello de los «Zetas», un grupo de ex militares desertores al servicio del cártel del Golfo y enfrentados con el cártel de Sinaloa de «El Chapo».