«La política no se mezcla con el deporte», asegura tajante Segundo, mientras disfruta apasionado de un juego de béisbol, el deporte más popular en Venezuela y desde hace un tiempo una excelente manera de olvidar la omnipresente política que está dividiendo en dos a la sociedad.
«El béisbol por tradición ha sido un escape, un refugio, es el juego tradicional que reúne a todos los bandos políticos y tiene esa capacidad de limar asperezas», señala Alvaro, un fanático de los Leones del Caracas, en una noche en la que su equipo enfrentaba a su «eterno rival», Navegantes del Magallanes.
«Estás dentro del estadio y no hay política, no hay inseguridad. Todo es Caracas-Magallanes, es béisbol», agrega emocionado.
Y el juego se convierte en una «burbuja» que aísla a los fanáticos durante «nueve episodios y 27 outs», y deja atrás temporalmente las fuertes diferencias políticas, la creciente inseguridad o los racionamientos de electricidad y agua.
«Esto es como una catarsis a los problemas cotidianos», añade por su parte José. El béisbol «es lo mejor que se ha podido inventar para el «relax» que necesita el espíritu ante tanto problema, que en definitiva nos tiene fuera de sí», afirma.
No obstante, en Venezuela -un país donde son frecuentes las manifestaciones callejeras, los mitines políticos y las campañas electorales- la política «ha penetrado» esos terrenos intocables del deporte, explica a la AFP Mary Montes, periodista deportiva y «amante» del béisbol.
«Ha perturbado tanto la cosa política en todos los ámbitos, que el béisbol no es ajeno», se lamenta Montes, aunque aclara que «todavía, gracias a los fanáticos, hay un cierto recelo».
Montes recuerda como en 2007, durante la campaña electoral para un referendo sobre la reforma de la Constitución, «podía escucharse en el estadio consignas» a favor o en contra de la consulta.
Los conocedores no olvidan tampoco que hubo «quien celebró la lesión en la rodilla de Endy Chávez (Marineros de Seattle) sólo porque obtuvo la nacionalidad estadounidense» o que «la gente pitó a Magglio Ordoñez (Tigres de Detroit) durante el Clásico Mundial de Béisbol porque fue imagen de una campaña (electoral) del gobierno».
Para David Moreno, psicólogo y profesor universitario, las consignas políticas en escenarios deportivos responden a la «espontaneidad» del momento, en las que muchas veces el público «se refugia en el humor» para manifestar lo que piensa.
Además, los aficionados «tienen la oportunidad de decirlo con fuerza porque se sienten apoyados por la masa. En la calle es muy probable que no lo hagan porque están solos», indica Moreno a la AFP.
«Ojala en todos los ámbitos de la vida podamos ser como somos en un juego de béisbol, donde nunca se desprecia a alguien por ser de un equipo contrario», señala Segundo.
«El deporte une a la gente, si todos nos unimos podremos hacer una mejor política», concluye.