Las mujeres son la mayoría de la población de Guatemala, sin embargo tienen una participación minoritaria en los espacios de decisión política. Sólo ocupan el 12% del Congreso, el 1.8% de las alcaldías y tienen una mínima representación en el Ejecutivo. De hecho Guatemala es el país con menor participación femenina de toda Centroamérica. La lucha de las mujeres ha logrado avances en la institucionalidad del Estado e incluso en la presencia de sus temas en la discusión pública; pero todavía falta mucho por alcanzar. Lograr una representación equitativa de las mujeres es una asignatura pendiente para el fortalecimiento de la democracia y de la sociedad guatemalteca en su conjunto. El problema excede la equidad y el enfoque de género: sencillamente no se puede seguir discriminando a la mayoría de la población.
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Diversas organizaciones de mujeres lanzaron varias campañas para que la ciudadanía apoyara una mayor participación de las mujeres, durante el proceso electoral de 2007, el esfuerzo fue grande y a pesar de los avances los resultados fueron pocos.
Nadine Gasman, del Fondo de Población de Naciones Unidas, y de la Campaña Más Mujeres, Mejor Política, aseguró que uno de los mejores resultados del esfuerzo, fue el reconocimiento por parte de la sociedad sobre la necesidad de incluir a más mujeres en los puestos públicos: «El resultado más importante de la campaña Más Mujeres, Mejor Política, fue posicionar la necesidad de la participación de las mujeres en la campaña electoral, y no sólo en los puestos de elección popular, sino en los puestos de toma de decisiones».
Patricia Galicia, directora de Extensión del Instituto Universitario de la Mujer de la Usac, resaltó la importancia de las candidaturas de varias mujeres que pertenecen a poblaciones históricamente excluidas y discriminadas: «Habría que reconocer que hubo muchas mujeres de grupos excluidos que por primera vez participaban, por ejemplo, hubo mujeres xincas que participaron por primera vez como candidatas a alcaldesas, y hubo muchas más mujeres indígenas que participaron. Sin embargo, pese a que este número fue mayor, aún persisten los rasgos de exclusión y discriminación». Según Galicia, la poca representación de las mujeres dentro del Congreso es el resultado de haberlas incluido como candidatas con pocas probabilidades de ganar: «Fueron muy pocas las que fueron postuladas en posiciones donde tuvieran las posibilidades de ganar. Aunque muchos partidos alardeaban de tener más candidatas mujeres, esto no se reflejó en los resultados, por la misma razón, estuvieron colocadas en posiciones de relleno».
De acuerdo con María Teresa Zapeta, ex directora de la Defensoría de la Mujer Indígena, las organizaciones de mujeres han hecho su mayor esfuerzo para lograr una mejor participación, y aseguró que está en las manos de los partidos políticos cumplir con el principio democrático de representatividad. «Estamos viendo un movimiento fuerte por parte de las mismas mujeres que están haciendo un buen esfuerzo, han tomado iniciativa y han demostrado mucha capacidad. Ahora, el reto más grande es para los partidos políticos», manifestó.
Catalina Soberanis, la primera mujer que ocupó la presidencia del Congreso de la República, aseguró que durante esta contienda se vio un mayor interés por promover las candidaturas femeninas. «Hay un interés por visibilizar la participación de las mujeres y por hacer propaganda dedicada a las mujeres, eso lo podemos ver como un avance en comparación con campañas anteriores».
No sólo es cuestión de números
La necesidad de incrementar la representación femenina, no es sólo un problema de justicia democrática, se ha demostrado imprescindible para incluir los problemas femeninos en la agenda política. La violencia intrafamiliar, la pobreza, la falta de oportunidades, el acoso sexual, la situación laboral y el feminicidio, son algunos de los temas a destacar.
Hilda Morales Trujillo aseguró que no se trata de colocar más mujeres que hombres en los puestos de poder, sino de garantizar una representación equitativa para todos los sectores de la población: «Las pocas mujeres que llegan son puestas como un ejemplo de que supuestamente sí se les da participación a las mujeres, sin embargo, se olvida que nosotras somos más del 50 por ciento de la población guatemalteca y el porcentaje de participación es mínimo. Se necesita no sólo que lleguen las mujeres por ser mujeres, sino para recibir las propuestas de la mujeres» enfatizó.
Zulema Paz, del Foro de Partidos Políticos, indicó que mientras no exista una representación fuerte de las mujeres en el Congreso, no podrá garantizarse la aprobación de normativas de beneficio para la población femenina: «La invisibilidad de todos los aspectos sociales que le interesan a las mujeres, esas propuestas que algunas diputadas dentro del Congreso han tratado de impulsar y que no reciben el respaldo por cuestión de género, porque no son los temas que interesan al grupo de varones, son fiel reflejo de lo que pasa» explicó.
La mayoría de las propuestas legislativas a favor de las mujeres, han sido planteadas e impulsadas por organizaciones feministas y sociales desde hace varios años. La tipificación del acoso sexual y los derechos laborales para las mujeres trabajadoras de casas particulares, son algunos ejemplos que no han tenido eco en el legislativo. Sandra Morán, del Sector de Mujeres, subrayó que este tipo de iniciativas ha tenido poca repercusión dentro del Congreso por la falta de representatividad de las mujeres y de conciencia en los hombres: «Hay una falta de conciencia en los legisladores. Lamentablemente tenemos siempre un Congreso con minoría de mujeres, y dentro de ellas, una minoría de quienes conocen y apoyan la agenda específica de las mujeres».