La polí­tica como negocio familiar


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No es nada nuevo, pero si es algo distinto. El uso del poder polí­tico para colocar en los mejores puestos de la administración pública a parientes, cuates y correligionarios, sin analizar brevemente la capacidad o conocimientos que pudieran poseer esas personas para sacar avante la tarea, se ha dado en nuestro paí­s desde que se fraguó la polí­tica criolla para alcanzar el fin último: el dominio y control del Estado cuyo principal engranaje estriba en tener una buena o mala administración pública.

Héctor Luna Troccoli

 


Recuerdo al gobierno de Julio César Méndez, donde sus sobrinos, «Marito» y «Betí­o» eran quienes realmente ejercí­an la mayor cuota de poder; Vinicio Cerezo, otro ejemplo paradigmático, colocó a su papá como Registrador de la Propiedad y el licenciado Cerezo (padre) confesó que en ese cargo ganaba aproximadamente Q75,000 mensuales de aquellos tiempos y además puso a su hermano en la Dirección de Migración en donde fue acusado de varios delitos. Estos son sólo dos ejemplos porque honestamente todos los presidentes han utilizado ese poder para favorecer a parientes o amigos.