La pista de las transferencias


Editorial_LH

Sin pensar en cacerí­a de brujas, es indispensable que esa cacharpa inútil que es la Contralorí­a de Cuentas le siga la pista a las transferencias de partidas que se hicieron durante el último año de este gobierno y que permitieron el desví­o de más de 700 millones de quetzales, necesarios para el verdadero combate a la pobreza, utilizados en la compra de votos. Baste ver cuánto se gastó en láminas, en compra de alimentos y en transporte para determinar la malversación que realizaron ministros que hicieron transferencias y los que se dejaron escamotear los “techos presupuestarios” para que sirvieran a la campaña presidencial fallida de la señora Torres, primero, y luego a su plan B que fue el apoyo descarado y manifiesto al partido Lí­der.

 


Es absolutamente necesario sentar un precedente para evitar nuevamente el saqueo del erario. Este gobierno cometió el mismo error que el de Portillo, es decir que la corrupción no se hizo únicamente mediante las comisiones y negocios con los contratistas, sino que descaradamente se usó el dinero público para fines particulares, como era en este caso la candidatura de la señora Torres y sin duda que es más fácil seguir la pista de la podredumbre en esas condiciones que cuando se usan métodos en los que los cómplices son empresarios que tienen excelente asesorí­a legal para borrar huellas. No quiere decir, por favor entiéndase bien, que sean más ladrones los que usaron burdamente los fondos públicos para sus fines personales, puesto que eso todos lo terminan haciendo, pero sí­ que es más fácil seguir la huella de la corrupción cuando ésta surge de las transferencias de partidas presupuestarias.
 
 Creemos firmemente en el respeto a las instituciones y que las autoridades tienen que terminar sus perí­odos sin contratiempos, pero si la Contralorí­a no puede seguir la pista de las transferencias, está demostrando no sólo incapacidad sino está encubriendo un ilí­cito evidente, razón de más para que se pueda iniciar un proceso penal contra quien incumple su deber de fiscalizar el gasto público y evitar la corrupción. Y corrupción fue lo que hicieron con el manejo de esas transferencias para ir comprando los votos que casi llegaron al millón en la primera vuelta y que por poco alcanzan los dos millones en la segunda, muchos de los cuales fueron literalmente comprados con bolsas repartidas por nuestros soldaditos, con láminas administradas por Sepaz y facilitado con el transporte pagado con el dinero de los guatemaltecos. Estamos hablando de una masiva corrupción que no puede quedar impune y en la cual tiene gran responsabilidad la Contralorí­a de Cuentas.

Minutero:
Por ser tan mandilón 
permitió la corrupción; 
como ella no era cuentadante 
su marido es el garante