La persona que cuida a un enfermo


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De manera frecuente aún es la familia la que se encarga del cuidado de sus enfermos. Es necesario que la persona cuidadora conozca que debe proteger su propia salud, por su bienestar y el de los suyos, incluyendo a quien cuida. Una de las dificultades que enfrenta la persona que cuida es aprender a separar y diferenciar su propio dolor del de la persona enferma.

Dra. Ana Cristina Morales


El mundo que circunscribe a la persona cuidadora es el que constantemente pregunta por el enfermo,  y a veces hasta de manera inquisidora, le realiza recomendaciones, le hace saber su dolor debido a este acontecimiento, solicita saber de  éste, pero no ofrece una visita, un llamado telefónico o una simple consideración.  Así que ella se ve agobiada por atender las demandas de su enfermo y al mismo tiempo las de los demás.

El cuidador ha de saber abordar su culpa, ya que es un sentimiento que usualmente permanece encubierto.  Culpa por sentirse sano, por sentir impotencia de ayudar más a su enfermo, por sentir cansancio y agobio debido a que no existe un adecuado reconocimiento de los límites propios.  Es normal que este sentimiento surja  así como otros, pero es indispensable que el cuidador comprenda que no tiene la culpa de que haya  enfermado esa persona, que advierta y aprecie la diferencia que existe entre la salud de esa persona y su propia salud,  y que ello no le propicie incomodidad.  Si hubo dificultades de relación en el pasado con esa persona que eso no le genere mayor culpa.

En ocasiones la persona enferma maneja sentimientos ambiguos hacia sus cuidadores y esto hace difícil la relación.  Genera frustración, enojo, apatía y en general desgano.  Es importante reconocer que esta fase es parte del proceso de aceptación del acontecimiento de enfermar, y no tomárselo tan a pecho.

La persona que cuida ha de estar atenta al aparecimiento de síntomas depresivos.  Irritabilidad, insomnio, falta de energía, de placer por disfrutar cosas que antes le parecían agradables, tristeza, apatía, sentimiento de minusvalía entre otras manifestaciones.  Y ha de prevenir enfermar, tomando espacios de esparcimiento, buscando ayuda  y apoyo de otras personas,  exteriorizando su propio sentir, buscando fuentes de autorrealización personal, es prioritario que no descuide su propia salud, que logre establecer rutinas para realizar ejercicio, técnicas de relajación y que evalúe su alimentación y hábitos personales, en la  búsqueda de su salud física y mental.

Reflexionar sobre sus propios límites en tanto a lo que sí puede hacer o no puede hacer.  Colocar metas realísticas y objetivar prioridades.  Hacer lo que hace con satisfacción y esmero.  No debería ser una carga, sino una elección de vida. Mantener y fomentar el sentido del humor dentro de su diario vivir.
El fomentar la autonomía y en lo posible no omitir responsabilidades de la persona enferma ayuda a que ella se sienta mejor consigo misma fortaleciendo su autoestima  y también puede ser un factor que ayude a la disminución del trabajo de cuidarla.  Simplificar las tareas, realizar un sistema de orden y rutina en tanto el ejercicio de cuidados.  La paciencia y la tranquilidad siempre serán necesarias.