La Pérfida Albión


Editorial_LH

La Embajada Británica en Guatemala nos solicitó espacio para publicar un artículo de su ministro Jeremy Brown, del Ministerio de Relaciones Exteriores, sobre el tema de Malvinas. Ya anteriormente, y con mucha simpatía, publicamos un artículo sobre el particular del embajador de Argentina en Guatemala y nuestro director es miembro del Comité de Solidaridad con Argentina por esa delicada materia, pero en respeto al ejercicio de la libre expresión y para dejar en evidencia la soberbia inglesa, dimos cabida al artículo en la edición de ayer.


En realidad el señor Brown se pintó no sólo como un auténtico representante y voz de la Pérfida Albión, sino como un perfecto imbécil al creer que a un pueblo como el de Guatemala le puede restregar en la cara esos argumentos inconsistentes que se orientan a reclamar, para sus colonos ingleses, un inexistente derecho a la libre determinación. Pueden determinar libremente su destino pueblos nativos, pero nunca tal derecho es aplicable a quienes han sido trasladados por la potencia colonizadora a un territorio ajeno para que luego reclamen que ellos quieren ser dueños de ese territorio usurpado.
 
 Los ocupantes de las Islas Malvinas son ingleses que bautizaron ese territorio como Falkland y que lo usurpan en una trágica continuación de lo que ha sido la actitud de Inglaterra, la Pérfida Albión, a lo largo de su existencia como potencia colonial. Y en Guatemala sí que sabemos mucho de lo que es ese comportamiento deleznable del colonialismo porque significó el despojo de nuestro territorio de Belice, consagrado en mala hora por la decisión nefasta de Serrano Elías de otorgar pleno reconocimiento al Estado de Belice, pasando por alto nuestra misma Constitución que establece que cualquier decisión de trascendencia en tal materia tenía que ser consultada al pueblo por medio de un referéndum.
 
 Que la reivindicación argentina hace treinta años haya sido en el marco de una estrategia de la dictadura militar para legitimarse debe ser objeto de otra discusión, pero para nada empaña ni afecta el derecho que tiene Argentina para reclamar soberanía sobre un territorio que históricamente le ha pertenecido y al que Inglaterra pobló con colonizadores ingleses que ahora el ministrito presenta como pobladores con derecho a ejercitar la libre determinación de los pueblos. Con ese criterio, hasta Estados Unidos podría pedir que Guantánamo pase a ser parte de su territorio usando a los soldados y a los jueces que tiene allí para procesar a los terroristas islámicos, lo cual obviamente es un absurdo inaceptable.
 
 Cumplimos con publicar el artículo para que nuestros lectores vean los pobrísimos argumentos británicos que se matizan por la soberbia pérfida que históricamente ha tenido la diplomacia inglesa, y repudiamos una por una todas las palabras escritas por el mediocre funcionario.

Minutero:
Esos funcionarios ingleses 
dicen con flema sandeces; 
solo quieren que el colono 
se pueda sentar en el trono