La pedofilia y los enemigos de la Iglesia


Luis A. Aragón D., A-1 268652

Hoy en dí­a ha surgido un elemento más para que los enemigos de la Iglesia traten por todos los medios de lograr su desprestigio. Se trata de la pedofilia, que ha de ser tan antigua como la humanidad misma. Que no es una perversión sólo de algunos malos sacerdotes, sino de todos los gremios, creencias y culturas, a lo largo y ancho del planeta. Talvez sea la respuesta a que la Iglesia no decline su postura ante el aborto, el celibato y el matrimonio de personas del mismo sexo. Pero sus peores enemigos están dentro de la misma Iglesia. Grupos de personas que se debaten en una ambición terrena de poseer el mando de una hermandad dando un pésimo testimonio -sí­, aquí­ en Guatemala, donde se conmemora la Semana Santa más grande del mundo- a ciencia y paciencia de sus autoridades eclesiásticas, que deberí­an aplicar la Ley de Salomón: Ni unos, ni otros. Todos recogieron las piedras, y no han sido obligados a dejarlas en el mismo lugar de donde las recogieron. Grupos adversarios,  entre los que existen, muy a pesar de todo, hombres justos, honrados, dignos de todo respeto, que su comportamiento está a la vista de los ojos de Dios, y que tratan de cumplir con sus preceptos. ¡Qué mal testimonio da ese comportamiento! Con amigos así­, quién quiere enemigos.