«La participación polí­tica de las mujeres en este paí­s es una odisea»


Durante los dí­as 15 y 16 de junio se realizó en Madrid, España, el Encuentro de Mujeres Parlamentarias: «Hacia una Agenda Polí­tica para la igualdad de género en América Latina y el Caribe». Cerca de 60 parlamentarias latinoamericanas y caribeñas y aproximadamente 20 parlamentarias españolas debatieron sobre los retos especí­ficos de sus funciones, analizaron sus roles como actoras fundamentales en la construcción de una agenda de género y se comprometieron a impulsar acciones para elevar la representación polí­tica de las mujeres.

POR MíS MUJERES MEJOR POLíTICA
lahora@lahora.com.gt

Otilia Lux:

«Con un promedio de 20%% de mujeres diputadas y 6%% de alcaldesas, la representación de las mujeres latinoamericanas y caribeñas en la polí­tica todaví­a es baja si se compara a los avances en otras áreas» señala uno de los documentos que recoge las principales conclusiones del Encuentro. «Hoy las mujeres somos parte de la polí­tica, somos un elemento central de ella, y seguimos reivindicando el espacio público que siempre debimos haber ocupado», expresó Marí­a Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno de España, en la apertura del evento.

Otilia Lux de Cotí­, parlamentaria guatemalteca y vicepresidenta de la Comisión de la Mujer del Congreso de la República, participó en el Encuentro, donde hizo una presentación relacionada al fortalecimiento de la participación polí­tica de las mujeres. En esta entrevista, Lux de Cotí­ comparte lo acontecido en esta actividad, hace un análisis de la actual situación de participación polí­tica de las mujeres guatemaltecas y da a conocer la reforma al artí­culo 212 de la Ley Electoral y de Partidos Polí­ticos, que se impulsa desde la Comisión de la Mujer del Congreso, para lograr la equidad en la representación polí­tica.

MMMP.: Si hiciéramos una radiografí­a sobre la participación polí­tica de las mujeres guatemaltecas, ¿qué apreciarí­amos?

OLC.: Tendrí­amos una fotografí­a en la que aparecerí­an más hombres que mujeres. En el Parlamento, de 158 diputados, 19 somos mujeres. En las alcaldí­as la situación es aun peor, en todo el paí­s solamente hay 6 mujeres alcaldesas, y de éstas, solamente una es indí­gena.

MMMP.: ¿Cuáles son las principales barreras existentes en nuestro paí­s que impiden una participación y representación polí­tica equitativa entre hombres y mujeres?

OLC.: La primer barrera es el mismo sistema polí­tico que tenemos en Guatemala, que está prácticamente liderado por hombres. Es un sistema muy conservador, donde prevalece el patriarcado, es por eso mismo que debemos transformarlo e impulsar una reforma a la Ley Electoral; la ley debe reflejar la participación equitativa de hombres y mujeres, de mayas y ladinos. Estamos impulsando una reforma que lleve a la alternabilidad en los listados para puestos de elección, es la mejor forma de conseguir la equidad étnica y equidad de género.

Hay otras limitantes, como la violencia de género, que no permite a las mujeres tomar la decisión de participar en el ámbito polí­tico. La otra barrera es la cuestión financiera. í‰sta es una limitante enorme, pues las mujeres no participan porque no tienen fondos, ni el apoyo de la familia o del mismo partido polí­tico, financieramente hablando. Por otro lado, también está la parte formativa, educativa, cí­vico-polí­tica. Hay que dársela tanto a hombres como a mujeres, porque también los hombres llegan sin este tipo de formación.

MMMP.: ¿Qué rol juega en todo esto la falta de documentación de las mujeres guatemaltecas?

OLC.: Ese es un problema central, muchas mujeres no tienen cédula y menos una boleta de empadronamiento para poder votar. Entendemos que la cédula y el empadronamiento les permiten a las mujeres ir y elegir a sus representantes; también participar como candidatas. Sin documentación las mujeres no pueden ejercer su ciudadaní­a, y este es un tema muy preocupante. Es necesario dar todas las facilidades para garantizar el acceso de toda la población a su documentación, eso es un derecho humano y ciudadano.

MMMP.: Las conquistas en el ámbito del género de las últimas décadas, en cuanto a derechos y equidad, han tenido su reflejo en la representación polí­tica y, en particular, parlamentaria. Ha habido un importante avance en la proporción de mujeres diputadas. Actualmente, el promedio regional está en un 20.7%%. Los paí­ses con mayor representación de las mujeres son Cuba (49.2%%), Argentina (40%%) y Costa Rica (36.8%%), mientras que la representación más baja se observa en Colombia (8.4%%), Brasil (9%%) y Guatemala (12%%). ¿A qué se debe esta situación?

OLC.: Yo considero que el rezago de Guatemala se debe a varios factores. Somos un paí­s post guerra, una guerra en la que se limitó muchí­simo la participación de las mujeres. Considero que también las mujeres no simpatizan con la polí­tica porque el mismo sistema polí­tico está desacreditado. El sistema polí­tico limita muchí­simo la participación de las mujeres, hay que recordar que en muchos casos las posiciones en los listados son vendidas o compradas. Es por esto que las mujeres se ven prácticamente relegadas y de ahí­ que estemos en plena desventaja.

MMMP.: En paí­ses como Cuba, Argentina o Costa Rica se han logrado avances sustanciales en cuanto a la participación polí­tica de las mujeres. ¿Cuáles han sido las estrategias utilizadas en estos lugares que les permitió obtener estos resultados?

OLC.: En el caso de Argentina, se aprobó una ley de cuotas, que les permitió elevar la participación de las mujeres, lo cual fue una estrategia fundamental. Costa Rica también tiene una ley de paridad, que sirvió muchí­simo a las mujeres para que participaran.

Por ejemplo, en España las mujeres están en los puestos de decisión, tienen un congreso bastante representativo, hay mujeres también en el Ejecutivo, y mujeres jóvenes. Es muy importante ver ese Gabinete que tiene hoy el presidente (José Luis Rodrí­guez) Zapatero, donde muchas mujeres jóvenes prácticamente están dirigiendo las carteras.

MMMP.: Hablemos de los esfuerzos que están haciéndose al interior del Congreso de la República, especí­ficamente en la Comisión de la Mujer, para impulsar reformas que permitan mayor participación y representación de las mujeres guatemaltecas en el ámbito polí­tico, ¿en qué consiste la propuesta?

OLC.: Estamos pidiéndole a la Comisión Electoral y de Partidos Polí­ticos que incorpore una enmienda a la ley, la cual está respaldada por organizaciones de mujeres -especialmente Moloj, Convergencia Cí­vico-Polí­tico de Mujeres y Asociación Mujer Vamos Adelante-. Estas organizaciones nos llevaron la propuesta, la discutimos, hubo un debate bastante fuerte, pero ahora ya lo tenemos en la última fase. Estamos refinando todaví­a, consultando aún la parte técnica para que vaya bien formulada la reforma al artí­culo 212. Esta reforma consiste en obligar a que los partidos polí­ticos coloquen en todos los listados de elección popular a hombres y mujeres, en forma alterna.

El tema de alternabilidad es el que prácticamente se ha colocado para que haya hombres y mujeres, pero alternados. Hay un criterio que es muy importante para la composición socio-polí­tica cultural de Guatemala, es que debe también ser equitativa en el ámbito de lo étnico. Entonces pedimos, por ejemplo, que si hay un hombre ladino, automáticamente el segundo hombre debe ser maya; si hay una mujer ladina, automáticamente en segundo va una mujer maya, o viceversa, dependiendo de quien esté encabezando la lista. Se está proponiendo la participación alterna para ocupar puestos de decisión.

MMMP.: ¿Cuál serí­a el criterio para la equidad étnica?

OLC.: Nos referimos a los lugares en donde haya población indí­gena. Porque no le podemos pedir a los de Zacapa, por ejemplo, este tipo de criterio, pero sí­ se puede pedir en Chiquimula, o Jalapa. Entonces depende de donde haya población indí­gena, yo creo que en ese sentido la ley va a ser bastante clara.

MMMP.: Pasemos ahora al Encuentro de Mujeres Parlamentarias: «Hacia una Agenda Polí­tica para la igualdad de género en América Latina y el Caribe». ¿Cómo se desarrolló y cuáles fueron los principales resultados?

OLC.: Estuvimos tres dí­as en Madrid convocadas por la Agencia de Cooperación de España que está bajo el Ministerio de Relaciones Exteriores, el encuentro también fue patrocinado por UNIFEM y el PNUD. Estas tres instituciones hicieron una convocatoria a parlamentarias latinoamericanas y del caribe con el propósito de intercambiar experiencias, avances, adelantos, y limitaciones, que las parlamentarias encontramos en nuestros parlamentos. Fue un encuentro muy interesante, y su gran objetivo es contribuir al fortalecimiento de la participación polí­tica de las parlamentarias en sus congresos o parlamentos en América Latina. Asistimos 59 parlamentarias, entre los ejes temáticos se abordó el fortalecimiento de la participación polí­tica de las mujeres, en el cual yo participé. Otro eje importantí­simo fue la violencia de género, así­ como el desarrollo de la agenda de género. Por otro lado tuvimos los temas de salud sexual y reproductiva, técnicas parlamentarias para la incorporación de la perspectiva de género en la agenda legislativa, y tuvimos también estrategias para posicionamiento de la agenda de género en la legislación nacional.

MMMP.: ¿Se acordaron estrategias de trabajo conjuntas para incrementar la participación polí­tica de las mujeres, tomando en cuenta que somos el 51%% de la población mundial?

OLC.: Sí­. Nosotras vimos que no tení­amos una agenda unánime en toda América Latina y el Caribe, sin embargo, hablamos sobre que el reto fundamental es conocer las estrategias que se han seguido en otros paí­ses en donde sí­ ha habido adelanto en el tema de la equidad en la participación polí­tica, como es el caso de Argentina, Costa Rica o el mismo Brasil. Las representantes de Naciones Unidas nos hicieron una recomendación de reformar leyes electorales. Este fue un punto en donde coincidimos prácticamente todas las mujeres. Vimos que la participación equitativa de las mujeres podrí­a permitirnos la verdadera participación y sobre todo la toma de decisiones.

MMMP.: Cuando se habla de la aplicación de «medidas afirmativas» como las leyes de paridad, por ejemplo, que suponen una participación equitativa del 50%% para hombres y mujeres en los listados a cargos de elección popular se levanta todo tipo de discursos. Algunos apelan al carácter público de la polí­tica y su incompatibilidad con los roles que deben desempeñar las mujeres; otros señalan que no es justo que se den privilegios a las mujeres sobre los hombres con medidas discriminatorias. ¿Qué responde a estos argumentos?

OLC.: Para mí­ estos no son argumentos, son falacias. Nosotras en número de población somos el 51%%, y algunos sostienen que ya somos el 52%% y esto nos lo va a decir ya el censo que venga el próximo año. Entonces yo considero que desde la perspectiva de la justicia, si las mujeres conformamos el 51%%, ¿por qué vamos a admitir la subrepresentación de nosotras en instituciones democráticas? Entonces dejarí­an de ser democráticas, pues serí­a realmente algo lesivo a la dignidad de la mujer. Por eso yo no admito este tipo de afirmaciones que hacen muchas veces los varones, y que realmente es para vedar los derechos de las mujeres.

Por otro lado, nosotras las mujeres somos las únicas que sentimos nuestros propios temas. Los hombres no van a ser capaces de desarrollar un tema que verdaderamente tenga esa especificidad sobre las mujeres. También debemos admitir que hay diversidad, hay diferencias, y que una ley no nos puede vedar esas diferencias o no puede vedar esa diversidad cultural, lingí¼í­stica y religiosa, pues todos tenemos derecho a participar.

Yo creo que la perspectiva de género la tenemos más desarrollada las mujeres. Nosotras las mujeres cuando estamos al mando de una institución lo hacemos mucho mejor en el tema de la transparencia. Entonces, ¿por qué no pensar en que las mujeres también debemos ocupar esos puestos en una forma equitativa para equilibrar instituciones, y sacar a este paí­s con muchas problemáticas de corrupción?

MMMP.: ¿Por qué dentro de los partidos polí­ticos e incluso dentro del propio Parlamento hay mujeres que se oponen a que se legisle respecto de la equidad en la participación polí­tica de las mujeres?

OLC.: Esas controversias siempre las hemos visto porque son mujeres formadas desde una perspectiva patriarcal, no ha habido un incentivo que pueda darles la oportunidad de pensar diferente. Es cierto que también tenemos que pensar en la calidad de las mujeres, porque el hecho de que seamos mujeres o indí­genas no nos hace ser automáticamente fabulosas, necesitamos entonces «mujeres con calidad», porque si no, son fáciles de cooptar, el mismo sistema las coopta. Pero esto también va para los hombres, y a ellos nadie les exige la calidad.

No cualquier mujer puede ocupar estos espacios, mucho cuidado; deben ser mujeres visionarias, con sensibilidad de género, de lucha, de propuesta. Ni tampoco da los mismo cualquier partido polí­tico, hay que estar atentas a participar en partidos que tengan una verdadera inclusión y equidad.

MMMP.: Se habla que para cambiar la actual situación de inequidad en la participación y representación polí­tica se requieren además de acciones afirmativas, un cambio educativo y cultural. ¿Cómo iniciarlo y dibujar la hoja de ruta, para que tenga éxito?

OLC.: Yo dirí­a que si uno lo va viendo por fases, la familia tiene un papel importante. La familia va dando una educación equitativa, un trato igual para sus hijas y sus hijos. Si esto se da en las familias, automáticamente tenemos garantizada la primera fase.

La segunda fase serí­a que el Ministerio de Educación en sus polí­ticas implemente el tema de equidad, que hable de la educación de las niñas y niños, que obligue a que toda junta directiva, todo consejo estudiantil, todo autogobierno, esté integrado por niñas y niños. Yo creo que en este sentido sí­ hay un reto importante para el Estado guatemalteco: darle la oportunidad a sus ciudadanas y ciudadanos de tener una educación equitativa. Si lográramos eso en Guatemala, estarí­amos garantizando una educación sostenida en el ámbito de la participación equitativa. Por otro lado creo que cuando uno va a los otros niveles, el diversificado y el universitario, debe también generar ese ambiente equitativo, en donde no se cierren puertas a las mujeres, si no que al contrario, dar más becas a mujeres, darles prioridad.

Nos toca derrotar el machismo, un sistema patriarcal implantado desde hace siglos, nos toca derrotar la discriminación; las polí­ticas públicas de equidad y la reforma a la ley electoral serí­an una derrota a un sistema en manos de hombres; desde algunos partidos polí­ticos han llegado hombres perversos, que han hecho un sistema polí­tico al servicio de ellos mismos, se han enriquecido a través de malos manejos del gasto público. Yo creo que las mujeres también debemos hacer grandes esfuerzos para entrar a estos espacios de poder, con el propósito de decirle a Guatemala: Aquí­ hay hijas que quieren trabajar para una Guatemala más justa.

«Sin documentación las mujeres no pueden ejercer su ciudadaní­a, y éste, es un tema muy preocupante».
«Tampoco da los mismo cualquier partido polí­tico, hay que estar atentas a participar en partidos que tengan una verdadera inclusión y equidad».