La oposición debe estirar la cuerda del poder


Hasta ayer, todo parecí­a que el Presupuesto 2009 se irí­a a aprobar, ya que el partido oficial habí­a logrado el acuerdo de 107 votos en el Pleno, con lo cual podí­a aprobar cualquier ley en urgencia nacional. La discusión se fue hasta altas horas de la noche, ya que la oposición, liderada por el Partido Patriota, Nineth Montenegro y CASA, lograron retardar la aprobación.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Era obvio que el Gobierno necesitaba de un fuerte impulso para aprobar el Presupuesto del próximo año, sobre todo por la férrea defensa del status quo que hiciera el CACIF, al solicitar el rechazo de la propuesta presupuestaria, especialmente por el aumento a los impuestos.

Anteriormente, los gobiernos no necesitaban de negociar el Presupuesto, ya que simplemente lo aprobaban con sus aplanadoras legislativas. Eso cambió desde el Gobierno anterior de í“scar Berger, a tal punto que en un año no se le aprobó lo solicitado.

En este caso, el Presupuesto traí­a varias dudas, como la ya mencionada de los ingresos por aumento de impuestos, y los reajustes para las diferentes carteras prioritarias. Se tuvo que sumar fondos al Ministerio de Gobernación, ante la prioridad de la inseguridad; se aumentó al Ministerio de Educación, ante la necesidad de presupuestar a los maestros Pronade, además de aumentar para los programas de Cohesión Social.

Además, existen otras dudas como el aumento de 50 millones de quetzales para publicidad en televisión abierta y radiodifusoras de cobertura nacional, que podrí­a llegar a beneficiar a los monopolios de comunicación.

Ante estas dudas, el Gobierno debió hacer lo que no hicieron sus antecesores, y es negociar -y hasta ceder- con la «oposición». Para capturar los votos de la Gana, aparentemente cedieron en el tema de Fonpetrol; con la bancada Guatemala, quizá debieron ceder en los contratos carreteros… y así­, ad infinitum con el resto de bloques.

Este proceso es -en parte- valioso porque la costumbre del paí­s, desde su era independiente, era aprobar cualquier deseo, incluso a pesar de la oposición. El juego del poder es complicado y, quizá, injusto. En eso caigo en cuenta con esta conjunción para aprobar el Presupuesto, el cual sin duda será aprobado tarde o temprano; en eso caigo en cuenta, porque aunque no simpatice ni con el Gobierno ni con los bloques de oposición, seguramente los diputados están allí­ porque alguien los eligió, y me imagino que están, ciertamente, protegiendo los intereses de quienes los eligieron, sin dejar de lado que es probable que defiendan intereses muy particulares y hasta personales.

Pero estas concesiones que lograron algunas bancadas de oposición fueron más valiosas para el desarrollo del paí­s, en vez de haber truncado la aprobación. Lo común es que la oposición se preste a bloquear todo, en vez de buscar modificaciones y de influir en el plan de Gobierno.

Si se sigue con esa confrontación, y la oposición sólo se dedica a bloquear lo que pretende el Gobierno, podrí­amos llegar a extremos como los que ocurren en Nicaragua o en Venezuela, en donde cada elección o referendo es motivo a enfrentamientos en las calles.

El papel de la oposición es estirar la cuerda del poder, para que ésta se haga más grande y haya más rango de acción. Pero si dejan de tirar la cuerda o la cortan por su lado más débil, se corta el juego del poder, y, en fin, el desarrollo.

Hay tanto por hacer en este paí­s y no podemos simplemente cruzar los brazos porque no nos gusta. Necesitamos influir en las decisiones. El Gobierno de Colom, ciertamente, no es ninguna joya, pero en un gran balance, sus propuestas van en la dirección correcta; lo que pasa es que -me imagino- es hasta ahora que se dan cuenta de la verdadera dimensión de los problemas nacionales y no han de saber por dónde entrarle.