La ópera en Monteverdi


celso

En las columnas anteriores, nos referimos a los albores de la ópera en la música occidental. En tal sentido, los libros de Madrigales de Claudio Monteverdi fueron publicados en 1587, 1590, 1592, 1603 y 1605; y pueden considerarse como la primera etapa de su producción, pues el siguiente libro se publica hasta 1619 y el octavo hasta 1638. Los madrigales eran de rigurosa factura y cada vez mejores, dignos marco para Casiopea, esposa dorada, agua de lucero, vivo universo en que me pierdo dulcemente, tierna flor en que se afirma mi alegría.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela


En el año de 1600, el compositor italiano Giacomo Peri estrenó la primera ópera de la historia, Eurídice. En las invitaciones que circularon con motivo de este acontecimiento, se decía que los asistentes gozarían de una gran novedad, pues los actores dirían la comedia cantando, o mejor dicho, recitarían cantando sus distintos parlamentos.

    A la Eurídice de Peri, siguió dos años después otra Eurídice, con el mismo libreto. Esta fue compuesta por el rival del maestro Peri, Giulio Caccini. Tales óperas eran muy rudimentarias, el recitar cantando resultaba monótono y falto de expresión y musicalmente estas dos obras carecieron de verdadero valor; hacía falta un genio de la música para que pudiera imprimir a este nuevo género emoción para que, no solo por el texto sino también y principalmente por la música, se pudiera conmover a los oyentes. Monteverdi fue el genio que pudo lograr lo que hacía falta y desde su primera ópera Orfeo, estrenada todavía en Mantua, logró que los asistentes se conmovieran hasta derramar lágrimas con su música tan expresiva. Orfeo resulta así la primera ópera propiamente dicha y sin embargo, los trabajos posteriores de Monteverdi no superaron esta primera obra. En Venecia escribió nuevas óperas, entre ellas El regreso de Ulises a su patria principalmente la que fue su obra maestra La incoronazione di Popea.

    En esta última ya no retrata héroes mitológicos, sino personas que existieron y en verdad amaron y sufrieron. Son ahora personajes históricos como Nerón, Octavia su primera esposa y Agripina, su madre.

    Monteverdi había declarado su preocupación por la forma en que la música expresara las pasiones humanas: el dolor, la ira, la serenidad, el amor y la calma, y había logrado algunas técnicas, un tanto ingenuas para nuestros tiempos, pero absolutamente nuevas para su época. Por ejemplo, en los pasajes dolorosos y tristes, las notas eran de larga duración y el tono melódico descendente; en los pasajes alegres, las notas eran cortas y la escala se volvía ascendente de lo grave a lo agudo.

      A pesar de estas limitaciones en los recursos técnicos, que naturalmente no se acercaban a los que se emplearon en el siglo XIX durante la época romántica, Monteverdi puede ser considerado como un precursor del romanticismo. Para que su ópera La incoronazione di Popea fuera superada, tuvieron que pasar cien años hasta que en el firmamento musical apareció Alessandro Scarlatti.
     
      El ejemplo de libertad creadora de Monteverdi tuvo un gran efecto en la música posterior y en su desarrollo. Claudio Monteverdi no se cohíbe por los formalismos y emplea todos los recursos a su alcance, para dar la expresión buscada. Cuando desea expresar pasión, usa las voces y los timbres graves; para los efectos delicados, emplea los timbres, los tonos y las voces intermedias mientras que las voces agudas las reserva para expresar la serenidad y el sosiego; además utiliza la polifonía, la homofonía, la polifonía instrumental, los recitativos y emplea a los instrumentos como solistas.  Para la voz humana usa arias y recitativos, agrega coros, también añade bailables.