Ayer dio inicio el seminario internacional «Criterios técnicos del consumo de lácteos y su beneficio en la salud humana», en el cual participan expertos de América Latina, entre los que destaca la nutricionista uruguaya Isabel Aldabe, quien ha estado al frente de programas nacionales alimenticios en la administración pública de su país, desde 1989.
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Actualmente es la directora de Políticas y Programas Alimenticios en la municipalidad de Treinta y Tres.
La experta se refirió, en una entrevista con este vespertino, a la experiencia uruguaya y de cómo ésta ha logrado ser exitosa, teniendo en cuenta el índice de desarrollo humano que el país posee.
Sin embargo, consideró que para que estos programas sean exitosos, nutricional y educativamente deben tener mucha transparencia y control de calidad, además de la perdurabilidad de los mismos, así como las estrategias que en coordinación deben implementar los actores involucrados para garantizar ese objetivo.
– Pregunta: A su criterio, ¿cuál debe ser el objetivo de los programas de alimentación escolar?
– Respuesta: Sin duda deben estar acondicionados con base en el contexto de cada país. Al analizar los programas alimentarios de la región la mayoría apunta fundamentalmente a mejorar la asistencia a la escuela de los chicos.
Lo más importante es que hay que tener la nutrición como uno de los pilares, pero primero que nada debemos conocer cuál es el diagnóstico de la situación del país.
– P: ¿Qué aspectos nutricionales deben tener estos programas?
– R: La mayoría incluyen la leche porque es un alimento base que aporta más de 20 nutrientes, que son esenciales para el crecimiento del niño. En ese sentido se debe dar un alimento completo, pero se debe hacer el análisis de costo y beneficio.
– P: ¿En qué consiste el programa en Uruguay?
– R: En los desayunos y refacciones se les entrega 250 cm3 de leche y un panificado, biscocho o galleta, en aquellas escuelas donde la situación nutricional así lo amerita.
El programa además de apuntar a la asistencia alimentaria concreta, que son los vasos de leche y los almuerzos escolares, tiene dos elementos más: uno de ellos es la educación, donde se trabaja con el currículum escolar donde se integra la alimentación. También se trabaja con los maestros, capacitándolos en taller y con padres para que la comunidad esté involucrada.
– P: ¿Cuál es la situación de nutrición en Uruguay?
– R: Tenemos un 4% de retraso de talla, y eso nos preocupa muchísimo porque nuestros índices son de una población desarrollada y en realidad el retraso es el doble de lo esperado. Además, tenemos la concomitancia del problema de obesidad, el 20% de los niños preescolares y escolares tienen sobrepeso.
– P: ¿Cómo midieron el impacto?
– R: Medimos el impacto en aquellas escuelas donde el niño permanecía por la mañana y la tarde y se les brindaban tres tiempos de comida con un aporte calórico y nutricional muy importante.
En escuelas donde los chicos permanecían sólo cuatro horas, por la mañana o por la tarde encontramos que la tasa de quienes repetían bajó y el índice de asistencia y permanencia aumentó.
En esas escuelas donde había retraso de talla y obesidad se logró disminuir ambos. Se hizo un estudio de seguimiento, en primer año y se volvió a hacer en tercer grado escolar.
– P: ¿Cómo garantizaron en su país la integralidad y permanencia de los programas?
– R: Los recursos generalmente son pocos al hablar de programas sociales. En Uruguay, la estrategia se logra a través de un impuesto que paga la población que es bastante bajo, el cual se llama Impuesto de educación primaria.
í‰ste está dirigido exclusivamente para la alimentación escolar, y cuando no es suficiente lo recaudado, (el Ministerio de) Finanzas debe agregar la partida necesaria para garantizarlo.
Cuando hay situaciones de crisis, a veces hay que hacer acuerdos. En 2002 sufrimos una crisis económica a nivel nacional bastante fuerte, y tuvimos que unirnos la cadena de productores, la industria, con el ministerio de Educación, y dijimos: «cuánto pueden dejar de ganar ustedes a qué nivel pueden llegar» y se llegó a un acuerdo.
– P: En Guatemala, se han señalado deficiencias en la ejecución de los programas y poca calidad de los alimentos, en especial de la leche que se les distribuía a los niños…
– R: Sin duda, para que los programas de alimentación escolar sean exitosos debe existir una supervisión desde la producción: una materia prima de calidad con controles sanitarios; la industria debe ser muy consciente de que este producto es para la niñez.
– P: También se ha cuestionado el impacto que éstos puedan tener, debido a que no llegan a toda la población que podría requerirlos.
– R: Se tiene que partir de un diagnóstico académico y técnico. A partir de allí se determinara el aporte nutricional que se dará a cada región, porque dar en forma arbitraria a unos vaso de leche y otros alimentación escolar, no sería una buena selección para ir paliando la situación nutricional de los chicos. Las políticas alimentarias y educacionales requieren una planificación.
– P: Si existen un suplemento alimenticio que ha dado resultados positivos y resulta más económico ¿Por qué continuar con la inclusión de la leche en los programas escolares?
– R: No debería ser despreciada ninguna alternativa. Sin embargo, cuando hablamos de algún suplemento alimenticio debemos tomarlo como tal, ya que no es genuino como leche.
Además, la leche debe ser sólo para los chicos que tienen dificultades económico-sociales para poder acceder a la compra de ese alimento, sino tiene que estar el hábito del consumo de lácteos en toda la población, porque es un alimento base.