Fue el MVP de la temporada del fútbol americano, batió los récords de yardas y de touchdowns y estaba a un sólo paso de culminar con su segundo Super Bowl un regreso heroico tras cuatro operaciones en el cuello y un año sin jugar. Pero a los 12 segundos de partido, Peyton Manning descubrió que no sería su noche.
Cuando marcaba la primera jugada de ataque del duelo del domingo tuvo un error de comunicación con su compañero, perdió su posición de recepción, la pelota le pasó por encima de la cabeza y Seattle Seahawks sumó dos puntos, los primeros de los 43 con los que aplastó a los Denver Broncos de Manning en la gran final.
«Fue por el ruido, nadie podía oírme», justificó Manning, incapaz de encontrar a sus receptores durante los 60 minutos, siempre presionado, a veces golpeado. «Fuera por lo que fuera, después de eso ya no nos salió nada», agregó.
Se enfrentaban el mejor ataque, el de los Broncos liderado por Manning, contra la mejor defensa, la de Seattle Seahawks. El 43-8 deja claro cómo el campeón del Super Bowl secó al quarterback de 37 años y con ello toda la ofensiva de Denver.
Un pase errado por Manning e interceptado por la retaguardia permitió a Seattle escaparse 22-0 al descanso y dejar el Super Bowl sentenciado.
El quarterback, que perdió el segundo de los tres Super Bowls jugados, batió un récord de pases completados en grandes finales y el sábado, 24 horas antes de su noche de pesadilla, recibió el quinto premio MVP de su carrera. Escaso consuelo para el hombre que buscaba ser el primer quarterback en guiar a dos equipos diferentes a ganar el título.
«Es una segunda oportunidad», había dicho antes del encuentro. Por muy dura que fue la derrota del domingo, Manning ha tenido días mucho peores.
Una mañana del verano (boreal) de 2011 ya no fue capaz de levantarse de la cama tras someterse a una cuarta operación en el cuello en dos años para retirar un disco herniado en su médula espinal que estaba matando el nervio que controla su brazo derecho.
El quarterback estaba a punto de arrojar la toalla con 35 años. Tras perderse la temporada 2011, en marzo de 2012 los Indianapolis Colts, con los que había jugado siempre y ganado el Super Bowl de 2007, prescindieron de él.
Los Broncos decidieron darle esa segunda oportunidad. Regresó la pasada temporada y lideró a Denver a un balance de 13-3, pero una inesperada derrota ante Baltimore cortó el camino al Super Bowl.
Esta campaña aún fue mucho mejor al batir las marcas históricas de touchdowns (55) y yardas (5.477). Regresar de esa forma le valió ser elegido por la revista «Sports Illustrated» como Deportista de 2013.
El título del domingo debía ser la culminación del regreso. Una muestra de lo pendiente que estaba de él Estados Unidos es que fue el jugador más mencionado en twitter durante el partido, pese al dominio y el triunfo de Seattle.
«Acabar de esta manera es muy decepcionante. Es algo difícil de digerir», afirmó Manning, cuyo balance de 11 triunfos y 12 derrotas en playoffs a lo largo de su carrera sirve para que algunos cuestionen si de verdad es uno de los grandes de la historia del deporte.
«No es vergonzoso, nunca usaría esa palabra, es una palabra insultante», replicó a los reporteros más agresivos tras una mala actuación tanto personal como colectiva.
Así, de forma brusca y amarga, se marchó y cerró una temporada que estaba siendo perfecta. La peor noche llegó en el peor momento.