La noche de los tequilas


Enrique Bunbury, el mí­tico vocalista de la desaparecida banda

«Después de un tequila no pasa nada, de dos, de tres. Con cuatro me sale el indio que llevo dentro», rugió el cantante español Enrique Bunbury ante 45 mil seguidores mexicanos en una actuación que significó un gran salto en la carrera en solitario del ex lí­der de Héroes del Silencio.


Como recordó al principio del concierto, el domingo fue la primera ocasión en que el aragonés se presentó en un gran estadio de su paí­s de referencia, por número de seguidores e influencias. México es el único lugar, proclamó, «en el que no me siento extranjero».

Y superó el reto abarrotando prácticamente el Foro Sol, un enorme escenario que ya conocí­a de los años de Héroes del Silencio -fue sede de tres de los 10 conciertos de la gira de regreso y despedida de esta banda en 2007- pero que no habí­a conquistado en sus 12 años de trayectoria como solista.

Ante un público marcadamente joven, Bunbury ofreció una actuación intachable en la entrega y la calidad de sonido pero carente de grandes novedades.

Muchos esperaban una nueva metamorfosis, al menos estética, del «showman» español cuando en 2005 se bajó abruptamente del escenario, disolvió su banda y anunció un retiro temporal.

Y si bien su siguiente disco en solitario, «Hellville de Luxe» (2008), significó un cierto regreso a los terrenos del rock and roll de aire americano, este cambio no se ha plasmado a su show en vivo.

Desde el vestuario -su clásico traje negro medio mariachi medio tejano, sombrero con calavera y botas rojas- hasta la falta de nuevos arreglos en las canciones: no hubo nada nuevo en la fresca noche mexicana.

El ambiente no se caldeó hasta la segunda parte de las generosas dos horas y media de concierto, cuando parecieron hacer efecto los varios «caballitos» (vasos de tequila) con los que brindó Bunbury, de 41 años.

«Pedirnos la canción que queráis. Nos sabemos todo el repertorio completo de (las leyendas de la canción mexicana) José Alfredo Jiménez y Agustí­n Lara», espetó el cantante, botella casi vací­a en mano.

Y aunque hizo su particular versión de «El jinete» de José Alfredo, no hubo sorpresas en un repertorio que manejó sus cinco discos como solista y el que grabó junto al cantautor español Nacho Vegas («El tiempo de las cerezas», 2006).

Si acaso resultó llamativo que sólo descargara cuatro temas de su último álbum, los que sonaron con mayor fuerza, y uno -«Apuesta por el Rock & Roll»- de su etapa con Héroes del Silencio.

Con canciones como «De mayor», «Sácame de aquí­» o «Al final» y continuas menciones a su deuda y amor por México, Bunbury volvió a convencer al público de una ciudad que le ha visto hasta en 10 conciertos (cinco con Vegas, tres con Héroes del Silencio y dos en solitario) en los dos últimos años.

Como parte de su actual gira norteamericana, el cantante ha realizado cinco conciertos en Estados Unidos y ocho en México y tiene pendientes otros tres en este último paí­s, a falta de que se concreten las fechas de presentación de «Helville de Luxe» en el resto de América Latina.