La Navidad se debería celebrar todos los días del año


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La Navidad es una celebración religiosa que para muchos guatemaltecos católicos, cristianos y no católicos constituye la mejor excusa para estar en familia, compartir buenos momentos y revivir valores como la solidaridad, la generosidad y la bondad, aunque también para dejarse arrastrar por el consumismo y costumbres peligrosas como la exagerada ingesta de alcohol en los convivios.

POR REGINA PÉREZ
rperez@lahora.com.gt

Sin embargo, los buenos sentimientos y deseos propios de la época desaparecen tan pronto como inicia otro año y se olvidan los valores que se predican hacia los demás. 

Para estas fechas se percibe un movimiento extraordinario de personas, tanto en la ciudad Capital como en los departamentos  del país. Son días en que los guatemaltecos tratan de aprovechar las “ofertas navideñas” y las diversas opciones de diversión que se ofrecen en lugares concurridos como el Centro Histórico, centros comerciales y restaurantes, pues las personas buscan reunirse y compartir un buen momento con sus familiares y amigos.

Por otro lado, debido a las condiciones excluyentes de nuestro país, miles de guatemaltecos pasarán una Navidad sin muchos de los beneficios de los que goza una pequeña minoría como el aguinaldo, los regalos, las abundantes comidas familiares y la oportunidad de comprar algo más que artículos de primera necesidad.

Para este reportaje se consultó a líderes de la Iglesia Católica, al presidente de la Iglesia Evangélica y un representante del Concejo Ecuménico Cristiano de Guatemala (CEG) para conocer su punto de vista sobre la celebración de estas fechas y lo que consideran es el verdadero significado de la época así como sus reflexiones sobre lo que se puede hacer el resto del año para vivir los mismos valores que se practican durante esta temporada.

VERDADERO SIGNIFICADO

Para Monseñor Álvaro Ramazzini, la Navidad significa “celebrar el aniversario del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo es como celebrar un cumpleaños, en este caso es el cumpleaños de alguien que cambió el rumbo de la historia y que ha permitido que la humanidad reanude sus relaciones con Dios”.

De acuerdo con Ramazzini la celebración del cumpleaños de una persona depende mucho de quien lo celebra y del cariño que le tenga a esa persona. “Yo pongo como base en la celebración de un cumpleaños esta relación de amor que existe entre la persona que celebra el cumpleaños y a quien se le celebra, eso significa que hay una relación permanente y constante”, señala. 

El padre David Noguera, de la Parroquia Santa Teresa, ubicada en la zona 1 capitalina, señala que el tiempo de Navidad, el Adviento, es el tiempo de la esperanza que es celebrado tanto por católicos como los que no profesan esta religión, aunque considera que se ha desvirtuado esta fiesta religiosa por el mercado y se ha vuelto “pagana”.

El reverendo Vitalino Similox, del CEG, manifestó que para los protestantes y católicos, es “una fecha de mucha reflexión espiritual, una fiesta filial” en la que se atiende a las familias para que se sigan constituyendo en un espacio de formación positiva en que se forman los valores.

Se trata de recordar sobre lo que significa la expresión del amor de Dios hacia la humanidad, por lo tanto no compartimos esa situación de mercantilismo, consumismo y época para gastar lo que no se tiene, cuando debe ser todo lo contrario, dijo Similox.

EN LA IGLESIA EVANGÉLICA

César Vásquez, presidente de la Alianza Evangélica de Guatemala, señala que las Iglesias Evangélicas aprovechan estas fechas para enfatizar sobre “el amor y la misericordia de Dios”, sobre las diferentes formas de gracia para la salvación de la Humanidad.

Debido a que es un acontecimiento histórico, las iglesias evangélicas se unen en ese espíritu de Navidad que básicamente es de amor, de paz y de misericordia.

Según Vásquez, esto se expresa por medio de conferencias, vigilias, dramas, cultos o servicios alusivos que comienzan en la primera semana de diciembre y concluyen el 23 o 24 de diciembre; también se aprovecha para que sea una actividad familiar, indicó.

DISTORSIÓN DE LA CELEBRACIÓN

Durante esta época es común que los guatemaltecos se vuelquen a los convivios y las compras, aprovechando las ofertas de los anunciantes, por lo que se olvida cuál es el verdadero significado de la Navidad y se cae en el consumismo y la distorsión de lo que debería ser el verdadero espíritu de la temporada. 

Basándose en la explicación de la Navidad como la celebración del cumpleaños de una persona que se aprecia, Ramazzini considera que esta situación se debe a que para muchas personas “el señor Jesucristo no es la persona más importante de su vida” y al no serlo, dado que hay todo un ambiente de celebración, la persona se queda “metida” en ese ambiente.

Añade Ramazzini que esto no significa que muchos tengan la conciencia clara de qué se está celebrando y por eso se dejan envolver por el ambiente de celebración y eso explica que el resto del año “se olvidan” de lo que celebraban y cuando vuelve la época otra vez se dejan envolver en el ambiente festivo y entran “en la onda” de sentirse alegres por celebrar el nacimiento de Jesús, pero durante el año no han vivido nada porque no han mantenido una relación constante con él.

Yo creo que eso es la crisis del cristianismo en el país, que no logramos entender que nuestra religión es la práctica de un estilo de vida como resultado de un encuentro personal con Jesús, dijo.

Para Vásquez, de la Iglesia Evangélica, la Navidad originalmente es producto de la devoción y fervor que se generó en las Iglesias que posteriormente fue desviándose a los intereses materialistas; en la presente época son quienes más se aprovechan de un festejo que tiene un carácter espiritual.

Similox del CEG, hizo un llamado a los guatemaltecos, creyentes y no creyentes, a dar un giro diferente a estas fiestas y convertirlas en lo que verdaderamente es y no enfocarse en el aspecto consumista.

¿Y EL RESTO DEL AÑO?

Vásquez señala que los valores de la Navidad no se celebran el resto del año porque “se desvió al sentido materialista”; el materialismo no permite ver los valores principales como el amor, la misericordia, la solidaridad, el compañerismo, la humildad y el servicio.

Aún en la época navideña todo esto son palabras vacías y acciones superficiales porque a la postre no se practica su verdadera esencia, comentó.

Según Vásquez, es por eso que la Iglesia Evangélica intenta “oxigenar” a sus miembros con las actividades religiosas y que los primeros meses se mantenga el ambiente espiritual; se trata de buscar que esto sea algo duradero en el próximo año, dijo.

Creemos que algo de la Navidad queda porque de otra manera, así como está nuestra sociedad ya nos hubiéramos destruido, señaló.

Por su parte, Similox indicó que sería ideal que durante el resto del año se pudieran practicar los valores y deseos que se tienen en estas fechas, pero que no es posible debido al trabajo y compromisos que todos tienen; a falta de lo ideal, lo posible, indicó.

Ramazzini considera que la sociedad guatemalteca no es “auténticamente cristiana”, porque si lo fuera los problemas sociales de desigualdad y exclusión que sufre una gran mayoría de la población no tendrían los niveles tan altos como los que existen en la actualidad.

Habría más solidaridad, más generosidad y más sentido de hermandad, indicó el religioso.

SEGÚN RELIGIOSOS
VALORES DE LA NAVIDAD

Para Vitalino Similox, del CEG, la Navidad es un momento de recogimiento espiritual, pensando que es una época de expresión de cariño, de misericordia, amor y todos esos valores “que nos están haciendo mucha falta”, en la persona, en la familia y en la sociedad guatemalteca.

César Vásquez de la Alianza Evangélica de Guatemala: Los valores principales son el amor, la misericordia, la solidaridad, el compañerismo, la humildad y el servicio.

Monseñor Álvaro Ramazzini: La solidaridad, el agradecimiento, la alegría, la austeridad, la humildad, la ternura, la compasión y la misericordia.

El reverendo Vitalino Similox, del CEG, manifestó que para los protestantes y católicos, es “una fecha de mucha reflexión espiritual, una fiesta filial” en la que se atiende a las familias para que se sigan constituyendo en un espacio de formación positiva en que se forman los valores.