Ahora que el transbordador espacial ha pasado a la historia, la NASA tiene trabajando a sus mejores mentes para concretar su próxima gran misión: enviar astronautas a un asteroide en menos de 15 años.
Los desafíos son incontables y superarlos requiere audacia. Algunos veteranos están en desacuerdo y aseguran que regresar a la Luna tendría más sentido. Sin embargo, muchos cerebros de la NASA están emocionados ante la perspectiva de una misión tan novedosa.
Y los directores de la agencia espacial dicen que la sobrevivencia de la civilización podría depender de este proyecto. Un asteroide es una roca espacial gigante que orbita el Sol, al igual que la Tierra, y algún día alguno de ellos podría amenazar al planeta.
Pero enviar personas a un asteroide no será fácil. Es imposible posarse sobre uno porque se rebotaría debido a que prácticamente carece de gravedad, y para alcanzarlo podría ser necesario que una nave de la NASA le enviara una especie de arpón.
La agencia espacial piensa en mochilas propulsoras, cuerdas, cuerdas elásticas y redes para permitir a los exploradores flotar justo encima de la superficie mientras están atados a una mininave espacial más pequeña.
Tal nave —una mezcla de un pequeño transbordador de la serie televisiva Star Trek con un explorador submarino provisto de brazos— es necesaria para ponerse a una distancia que permita trabajar en la roca.
Ese vehículo espacial debería tener una dimensión suficiente para que los astronautas vivan en él durante una o dos semanas. Estos también necesitarán uno de mayor tamaño para el largo viaje al asteroide, el cual requeriría aproximadamente un semestre.
El sistema de propulsión para el espacio profundo no ha sido perfeccionado aún para recorrer tal distancia.
Como los paneles solares tendrían el tamaño de un campo de fútbol el complejo de la madre nodriza sería bastante grande. La nave tendría que proteger a los viajeros espaciales de letales brotes de rayos solares y rayos cósmicos.
Además, las tripulaciones necesitarían una cápsula o tal vez dos para trasladarse entre el complejo del asteroide y la Tierra.