La música y el sonido universal


celso

En la columna de este sábado continuamos con la exposición de datos sobre la música y el sonido universal, escribiendo una breve introducción sobre la música y sus orígenes más remotos, iniciando ahora en el tema de las generalidades y elementos de la música, no sin antes enmarcar en este sonido a Casiopea, esposa sublime de miel y ternura, a quien veo en el pájaro que levanta su algarabía de ragas, en el agua llenando de arco iris las pupilas, en la infancia del alma creciéndome por dentro y en el amor que riego en ella por todas las estrellas.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela


Generalidades sobre el sonido y los elementos de la música

    Con el objeto de que el lector que se inicie en la lectura de esta columna tenga una información general sin pretensiones técnicas especializadas, que competen al músico profesional, se ofrece en estos escolios, algunas generalidades sobre el sonido, que ayuden a comprender mejor la complicada labor del músico y los elementos que maneja.

 El sonido
    El sonido es la base de la música, ésta se compone de sonidos y silencios combinados, es decir, de momentos en que hay sonido y de momentos en los que no lo hay. El sonido es el resultado de una serie de vibraciones de un cuerpo elástico (membrana, tubo, cuerda lámina, etc.) que transmitidas por el aire al ser percutido, se traducen en una sensación sonora audible por el oído humano. Este percibe desde 16 hasta 16 mil hertzios aproximadamente.

    El sonido puro en la escala musical casi no se da en la naturaleza. En los instrumentos musicales tradicionales el sonido de altura determinada, por ejemplo el La, en clave de sol, que se usa para afinar los instrumentos de la orquesta, contiene algunos elementos del sonido inmediato posterior en la misma escala.

  Estos elementos, que suenan junto con el sonido que se desea producir, se llaman armónicos. Ningún instrumento tradicional, excepto los nuevos instrumentos electrónicos, emite sonido puro sin armónicos. La flauta y la garganta de la soprano son de los instrumentos que menos armónicos producen; por lo tanto, las notas en estos casos son más puras.

  Por otro lado, los armónicos enriquecen la nota y la hacen más cálida. Sin armónicos, la música resulta fría y pobre.